jueves, 30 de diciembre de 2010

MARÍA, MADRE DE DIOS

Nos encontramos de lleno en el tiempo de Navidad y, en el comienzo de este nuevo año, la Iglesia nos presenta la figura de Maria en toda su grandeza: es la Madre de Dios.
En la Anunciación, María dijo sí a Dios, a la Palabra, que se encarnó en ella, y hoy la contemplamos presentando su Hijo a todos los que se le acercan.
El evangelio nos habla de los pastores, sólo ellos visitan a Jesús niño. Los pastores son los sencillos y los humildes de corazón, los pobres de espíritu, los abiertos y atentos a Dios desde su pequeñez. Sólo ellos pueden creer, reconocer la grandeza de aquel niño y anunciarlo con alegría.
Es necesario que también nosotros nos acerquemos a la Palabra encarnada, a Jesús, con simplicidad y sencillez, como los pastores, y dejemos que nos muestre la grandeza del misterio de Navidad.
El evangelio nos dice que “María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. Este es uno de los rasgos más significativos de la personalidad de María. Era una muchacha reflexiva, de una gran capacidad de interioridad. María guardaba y meditaba en su interior todo aquello que procedía de Dios.
Que estos días de gozo y de fiesta sepamos, como María, entrar en nuestro interior para acoger, contemplar y dejarnos amar por la Palabra. Esta será una de las mejores maneras de empezar el nuevo año.

martes, 21 de diciembre de 2010

NAVIDAD: LA LUZ BRILLA EN LAS TINIEBLAS

Tras recorrer los cuatro domingos de Adviento, hemos llegado a la celebración gozosa de la Navidad. Si a lo largo de estas últimas semanas hemos intentado hacer nuestras las actitudes del evangelio: velar, abrir los caminos, conversión, docilidad... podremos celebrar la Navidad con plenitud y esto nos impulsará a seguir nuestro camino de fe y de seguimiento de Jesucristo.
Los textos del evangelio de estos días son familiares y entrañables. Cada evangelista presenta a su estilo el nacimiento de Jesús y su venida al mundo, a morar entre nosotros.
Quedémonos con aquello que es verdaderamente esencial e importante: Dios se acerca a nosotros con tanta intensidad que se hace uno de nosotros. Es tanta su proximidad, su amor, su ternura que se hace igual que nosotros compartiendo lo que nosotros mismos vivimos cada día, la fragilidad y la debilidad nuestra condición humana y temporal.
Intentemos contemplar este Misterio de la Navidad con unos ojos nuevos, abiertos y sencillos. El Jesús que estos días contemplamos como un niño es el mismo Jesús que escuchamos en el evangelio, el mismo Jesús que recibimos en la Eucaristía, el mismo que se encuentra en los hermanos, el mismo que se halla en lo más íntimo de nuestra persona.
Celebremos Navidad con el gozo que nos tiene que dar la manifestación de Dios y su presencia entre nosotros.
De todo corazón, deseamos unas FELICES NAVIDADES a todos aquellos y aquellas que nos acompañáis a través de estas páginas. Que la Luz de la Navidad ilumine siempre nuestras vidas.

viernes, 17 de diciembre de 2010

JESÚS ENTRA EN EL MUNDO

Acaba el tiempo de Adviento, entramos en la última semana de este camino hacia la Navidad.
El evangelio de este domingo empieza a presentarnos el misterio de Navidad y nos revela la identidad del niño que nacerá de Maria: el Emmanuel, “Dios-con-nosotros”. Jesús es el mismo Dios que se hace niño, que se hace hombre para caminar con nosotros, a nuestro lado, manifestándonos cómo nos ama.
Jesús entra en el mundo por medio de Maria. Dios se sirve de Maria, de su apertura, de su disponibilidad y aceptación para entrar en el mundo de los hombres. Dios también puede servirse de mí para penetrar en la vida de muchos hermanos (amigos, compañeros, familiares...) que no lo conocen. Sólo hace falta que Él encuentre en mí apertura, entrega y docilidad y me hará un instrumento suyo eficaz, continuando de alguna forma la gran misión de María de engendrar la Vida en el corazón de los hermanos.
Dios también se sirve de José. José colabora en los designios de Dios con su disponibilidad, su docilidad y entrega a sus caminos. Cuántas veces nosotros también podemos colaborar para que Jesús sea conocido y engendrado en los demás.
Como Maria, como José, como Francisco y Clara, como tantos hermanos y hermanas nuestros que nos han precedido, pongámonos dócilmente en manos de Dios para que Él pueda servirse de cada uno de nosotros con el fin de llegar a muchas personas que, sin saberlo, lo buscan y lo desean. Así, todos juntos, podremos celebrar la Navidad en profundidad y gozo porque Jesús estará en su vida y en la nuestra.

viernes, 10 de diciembre de 2010

ID A ANUNCIAR LO QUE ESTÁIS VIENDO


Llegamos al tercer domingo de Adviento. Situemos el evangelio de este día en su contexto: Herodes ha hecho encarcelar a Juan Bautista y, desde allí, quiere que sus propios discípulos conozcan a Jesús y lo sigan. Juan desea que sus discípulos tengan más luz para acercarse a Jesús, por ello los envía a preguntarle si él es el Mesías que todo el mundo espera.
La respuesta de Jesús va más allá de una simple afirmación. Jesús quiere que los discípulos de Juan penetren en su interior y encuentren una respuesta por si mismos y desde su propia vida, por esto les dice: “Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo“, es decir, dad testimonio de mí y comunicad a los demás lo que oís, lo que veis, lo que experimentáis, lo que habéis conocido de mí…
El evangelio nos interroga también hoy a nosotros. ¿Somos capaces de dar testimonio de Jesús comunicando a los demás lo que conocemos de Él?
No podemos hablar de Jesús por lo que nos dicen los libros o simplemente por lo que hemos escuchado, tenemos que anunciarlo a partir del conocimiento personal que vamos adquiriendo, por medio de lo que profundizamos en la lectura y reflexión del evangelio, de lo que experimentamos en nuestra vida de cada día.
Querer conocer más a Jesús y anunciarlo a los demás es estar preparando también su venida y, como Juan Bautista, le prepararemos el camino.

viernes, 3 de diciembre de 2010

MIRAR Y ACOGER A JESÚS


Nos encontramos en el segundo domingo de Adviento, de este hermoso tiempo de preparación para la celebración de la Navidad.
El evangelio de este domingo nos lanza dos grandes invitaciones: “convertíos” y “preparad el camino del Señor”. Es Jesús mismo quien nos habla, ya sea en la voz de Juan o del profeta Isaías, y nos llama a la conversión: “convertíos”. Jesús nos llama a volver la mirada hacia Él, a orientar y a centrar nuestra vida en Él, a escuchar su Palabra, a amar a los hermanos a su estilo… Jesús nos invita también a prepararle un camino, una ruta en nuestra persona, un espacio en nuestra vida. Jesús quiere caminar con nosotros, quiere ser nuestro compañero y guía, quiere que disfrutemos de su amistad... pero, para ello, tenemos que abrirle la puerta de nuestro interior, tenemos que dejarle paso, que allanarle una ruta, en una palabra, hemos de acogerlo como quien acoge a un amigo muy querido.
Seguimos escuchando el evangelio y Joan Bautista dice: “dad el fruto que pide la conversión”. La conversión real, sincera se hace presente en la vida de cada día. Buscar un rato de oración para escuchar a Jesús, para acoger, ayudar, alentar al hermano, perdonar de corazón, el esfuerzo de mejorar en todos los niveles... son signos de nuestra conversión, de que verdaderamente estamos abriendo una ruta a Jesús en nuestra vida.

Aprovechemos con alegría este tiempo que nos propone la Iglesia y caminemos así hacia la Navidad. ¡Será la mejor preparación que podemos hacer!

viernes, 26 de noviembre de 2010

ADVIENTO: TIEMPO DE VIGILIA Y ESPERANZA


Un año más se nos regala el vivir un nuevo tiempo de Adviento. Cuatro semanas antes de Navidad que la Iglesia nos señala para animarnos a vivir con un estilo y unas actitudes muy concretas: una actitud de vigilia, de vigilancia activa y una actitud de esperanza confiada y gozosa.
Como otras veces, os queremos invitar en este tiempo litúrgico fuerte a leer y a reflexionar con nosotras los textos del evangelio de cada domingo para poder vivir con más intensidad lo que se nos propone.


El evangelio de este primer domingo de Adviento pone el acento en la actitud de vigilancia. Jesús, buen conocedor de la realidad que cada día vivimos, nos da un ejemplo bien claro: “Si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón…”. Con esto, no nos quiere decir que tengamos miedo ni que vivamos angustiados por lo que puede acontecer, sino que hace falta que tengamos una actitud de vigilancia y de atención de forma que no dejemos de lado todo lo que es más importante en nuestra vida: que no dejemos pasar aquellos momentos en qué podemos ayudar activamente a los demás, que no vivamos despistados sin escuchar lo que el Señor nos quiera decir en nuestra vida de cada día, que vivamos atentos a nosotros mismos para no dejarnos aplastar por el ruido y por el bullicio que hay a nuestro alrededor…
Maria, la madre de Jesús, fue la persona que veló y esperó dichosamente, atenta siempre a la voz de Dios y a las necesidades de los demás.
Intentemos, a lo largo de estas semanas avivar en nosotros estas actitudes y esperemos al Señor, que siempre sale a nuestro encuentro.

martes, 16 de noviembre de 2010

LA ORACIÓN: ENCUENTRO CON EL PADRE


Cuando nos dirigimos a Dios en la oración, es bueno que tengamos presente que nuestro Dios es un Dios trinitario: es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Hoy nos centraremos en el tema de la oración como encuentro con el Padre.
Jesús en el evangelio nos enseña que Dios es nuestro Padre (Jn 20, 17) y cuando los discípulos le piden que los enseñe a orar, Él los dice: "cuando oréis, decid: Padre” (Lc 11,2).
La oración, pues, es un encuentro personal con Dios Padre que nos ama entrañablemente.
Tenemos que ir a la oración pensando que vamos a encontrarnos con el Padre, Aquel que nos ha creado, que nos ama con un amor muy especial y que está muy cercano a nosotros, en lo más íntimo de nosotros mismos.
En la oración tenemos que dirigirnos a Dios diciéndole, con sencillez y con todo el afecto: “PADRE”, tal com hacía Jesús.
Digámosle: "Padre" y abrámonos, Él nos acoge, nos valora, nos anima, nos comprende, nos perdona…
Digámosle: "Padre" y dejémonos mirar y amar por Él, que ve en cada uno de nosotros a un hijo suyo muy y muy amado.
Digámosle: "Padre" y abandonémonos tal y como somos, con nuestras debilidades y anhelos, con nuestras preocupaciones e inquietudes... Abandonémonos confiadamente. Digámosle “Padre” sabiendo que somos de verdad hijos suyos.
Si vamos a la oración con la convicción de que vamos a encontrarnos con Dios Padre, irá creciendo en nosotros la conciencia de ser hijos suyos, y su amor irá transformando nuestra persona, nuestras actitudes. Nacerá en nosotros una nueva mirada hacia los demás; los demás son mis hermanos amados y valorados por el Padre con un amor muy especial.
El Padre siempre nos espera y quiere que lo tratemos con sencillez, con confianza, con amor... Acerquémonos a Él, encontrémonos con Él... que desea llenar nuestra vida de gozo y de paz.

sábado, 30 de octubre de 2010

TODOS LOS SANTOS Y "PANELLETS"

El lunes celebraremos el día de Todos los Santos. Una fiesta en que la Iglesia nos invita a mirar a todas aquellas personas que han vivido entregadas a Dios y a los hermanos en una vida gozosa de amor, de fidelidad, de sinceridad, de donación… en el lugar y estado donde Dios los ha llamado. Todas estas personas nos han precedido y, en este día, somos invitados a querer vivir con las mismas actitudes y sentimientos con que ellas lo hicieron mientras vamos caminando hacia nuestra meta. Que la fiesta de Todos los Santos sea para cada uno de nosotros un estímulo para vivir, cada vez más, desde el amor y la verdad, en el lugar donde nos encontremos, familiar, comunitarios, de trabajo.
Es típico de Cataluña hacer la castañada y comer los “panellets”. También nosotras dedicamos una mañana a elaborar estos dulces propios de este día. Podéis dar un vistazo a nuestro “taller de pastelería”.
A todos vosotros, que nos vais siguiendo, os deseamos una gozosa fiesta de Todos los Santos.

martes, 19 de octubre de 2010

ESCUCHAR LA PALABRA

En la aproximación que vamos haciendo al mundo de la oración, hemos repetido mucho la idea de escuchar, de centrarnos, de hacer silencio dentro y fuera de nosotros, de estar atentos a lo que el Señor me quiere decir en este momento de mi vida. No es suficiente que me acerque a Dios, hace falta que escuche lo que me quiere comunicar. Pero, nos podemos preguntar: ¿cómo hacerlo?, ¿cómo llevarlo a la práctica en el rato más o menos largo que queramos dedicar a la oración?
Hoy intentaremos concretar algo más y adentrarnos en el tema de la escucha de la Palabra.
Podemos ir siguiendo estos pasos:

1. Ponernos a la presencia de Dios
Dios esta en nosotros, en lo más íntimo de nuestra persona, vive dentro nuestro. No debemos buscarlo afuera, en el exterior, debemos “mirar” hacia dentro. Estar atentos a lo que me pasa, a lo que siento, a mis deseos y anhelos. Cuando tenemos un amigo o pensamos en una persona que amamos, notamos que, pese a que esté lejos físicamente, está muy cerca de nosotros, casi podemos “palpar” su presencia. Lo mismo pasa con Dios. Es el primer interesado a hablarnos, a decir: “Eh, estoy aquí”.
Por lo tanto, intentemos ser conscientes de que estamos delante de su presencia, bajo su mirada, porque Él siempre nos acoge, nos espera, nos ama.

2. Escuchemos lo que el Señor nos quiere decir
Mediante su Palabra, Dios me quiere comunicar algo a "mí", "ahora" y "aquí". Pidamos la luz necesaria para captar y comprender el mensaje que nos quiere dirigir Dios por medio del salmo, del fragmento del evangelio o del texto bíblico que hayamos escogido.
Dejemos que la Palabra ilumine nuestra persona, nuestras acciones, la manera de tratar a los demás, toda nuestra vida... Dejemos que nos interrogue, que nos guíe, que nos aliente…
Si en nosotros hay este esfuerzo sincero y fiel, comprenderemos lo que nos está diciendo el Señor y podremos abrirnos a Él de todo corazón. ¡Intentémoslo!

3. Acción de gracias
Al acabar, demos gracias a Dios por el rato en que lo hemos estado buscando aunque, aparentemente, no hayamos encontrado "nada". Lo que es más importante es que hemos estado con Él, en su presencia, con toda nuestra persona queriéndole escuchar de todo corazón. Démosle gracias también por tantos y tantos dones que recibimos de Él.

martes, 5 de octubre de 2010

SOLEMNIDAD DE SAN FRANCISCO

El día 4 de octubre celebramos, como cada año, la solemnidad de nuestro padre san Francisco. Todo el día hubo un ambiente festivo y gozoso en la comunidad, que culminó al caer la tarde, a les 18.30, con la celebración de Vísperas y Eucaristía, presididas por Mn. Jordi Sánchez, de Reus.
Nos acompañó un grupo de fieles que participaron con entusiasmo de la fiesta. La celebración fue sencilla y, a la vez, solemne; íntima y entrañable, como fue la misma persona de Francisco de Asís. Mn. Jordi destacó de Francisco su espíritu de alabanza a Dios por toda la obra de la creación, su sencillez y humildad que lo hicieron recorrer sin desanimarse los caminos del evangelio en el seguimiento de Jesucristo. Francisco ha de ser modelo hoy para todos los que queremos vivir orientados hacia Dios y al servicio generoso de los hermanos.
Que la vida profunda y transparente de san Francisco de Asís, el hermano universal, nos estimule a seguir a Jesucristo, cada uno en el lugar donde Dios nos ha llamado.
Podéis ver en el archivo adjunto unas fotos de la fiesta.

jueves, 23 de septiembre de 2010

LA LECTURA ORANTE


Con el fin de ir avanzando por el camino de la oración, debemos partir de nuestro convencimiento de que la oración es fundamental para vivir y crecer según los sentimientos de Jesucristo. También es importante saber usar la forma adecuada, conforme al día y a nuestro estado de ánimo. Iremos presentando algunos aspectos para que cada uno los pueda tener en cuenta para encontrarse con el Señor. Hoy presentaremos la lectura orante.
En primer lugar hace falta tomar una postura exterior en la cual nos encontremos a gusto y una actitud interior de silencio, de oración, de serenidad, de profundidad personal.
La lectura orante consiste en coger un texto de la Biblia (un salmo, un fragmento del evangelio...) e, intentando dejar el mundo exterior, nuestras preocupaciones e inquietudes, conscientes de que nos encontramos delante de la presencia de Dios, empezar a leer, despacio, el texto que hemos escogido. Al leerlo, intentemos vivenciar lo que estamos leyendo, asumirlo, decirlo por dentro con "toda el alma", haciendo nuestras las ideas leídas identificándonos con el contenido o significado de las frases.
Si nos encontramos con una expresión que "nos dice mucho”, detengámonos allí mismo. Repitámosla muchas veces, uniéndonos por medio de la mencionada expresión con el Señor, hasta que su contenido inunde nuestra intimidad. Si no es así, continuemos pausadamente la lectura del texto que hemos escogido, asumiendo e interiorizando lo que leemos. Nos detenemos de vez en cuando. Si en algún momento nos parece que podemos abandonar la ayuda del texto, dejémoslo, y permitamos que Dios se manifieste en nuestro interior y nos siga hablando.
Esta modalidad de la lectura orante siempre resulta fácil y eficaz, y ayuda a dar los primeros pasos en el camino de la oración, o simplemente nos ayuda cuando estamos distraídos o inquietos por la agitación y las múltiples preocupaciones de la vida.
Hace falta dedicar a esta lectura un rato diario para que nos ayude a sosegarnos y a encontrarnos auténticamente con Dios.

martes, 7 de septiembre de 2010

EL SILENCIO

En estas entradas dedicadas a la oración iremos tratando diferentes aspectos para que el tiempo que le podamos dedicar sea de verdad un auténtico y vivo encuentro con Dios.
No podemos ponernos a hacer oración sin una preparación previa. Uno de los primeros aspectos a tener en cuenta en el momento de querernos adentrar en la oración es el silencio, tanto el silencio externo como el interno.
Cuando nos queremos poner a orar, es muy importante buscar un lugar donde nos encontremos a gusto y donde haya silencio. Puede ser una capilla, mi propia habitación, otro rincón de la casa, un espacio al aire libre... También debemos procurar encontrar una postura de nuestro cuerpo que sea cómoda. Es muy importante asegurar que haya silencio porque es muy difícil poder captar la voz de Dios en medio de ruidos, de barullos, de palabrería. Cuando tenemos ganas de hablar con un amigo en un clima de confianza, buscamos que nada ni nadie nos estorbe. Del mismo modo, hace falta que haya silencio en nuestro entorno para poder encontrarnos con Dios y escuchar su Palabra.
Un a vez conseguido esto, hace falta tener en cuenta el silencio interno. El silencio interno consiste en hacer silencio dentro de nosotros mismos, en dejar de lado todas aquellas voces interiores (proyectos, preocupaciones, recuerdos...) con el fin de poner toda nuestra atención en escuchar qué nos dice Dios a través de su Palabra. No se trata tanto de luchar contra todo aquello que venga a nuestra mente sino de dejarlo de lado (ya nos ocuparemos de ello en otro momento) y poner todo el acento a dejar resonar en nuestro interior aquellas palabras del Evangelio o de un salmo que hemos escogido para poder escuchar la voz de Dios.
No nos desanimemos si muchas veces no conseguimos hacer silencio dentro de nosotros en el momento de la oración. No es fácil, pero Dios acoge nuestro esfuerzo y se complace cuando lo buscamos. Debemos ser constantes, que Él siempre se deja encontrar.

miércoles, 25 de agosto de 2010

POR LOS CAMINOS DE LA ORACIÓN

Varias veces hemos hablado en este blog de orar, de hacer oración, de escuchar y reflexionar la Palabra de Dios. Queremos dedicar algunas entradas a este tema, apasionante y cautivador a la vez.
Adentrarse en los caminos de la oración es como empezar una aventura, el objetivo de la cual no es otro que responder a la invitación que Dios dirige a cada uno de nosotros, una invitación a dialogar con Él, a escucharlo, a hablarle, a poner en sus manos todos nuestros anhelos, deseos, inquietudes, dificultades, alegrías... y a recibir por su parte una respuesta de amor y de amistad, vivida en lo más íntimo de nosotros mismos.
La oración es iniciativa de Dios, que pone en el interior de cada persona este profundo deseo de diálogo y de comunicación. Estamos creados para la comunión, no para la soledad ni el aislamiento. Crecemos y nos desarrollamos gracias al trato con los demás, gracias al diálogo y a la comunicación con las personas que nos rodean. Escuchar y ser escuchados, amar y ser amados, acoger y ser acogidos nos ayuda a vivir en plenitud y a ser felices, a estar bien con nosotros mismos y con los demás. ¿Como no nos ha de ayudar a ser más felices todavía sabernos y sentirnos acogidos, escuchados, amados por Dios, nuestro Creador? Y más aún: este mismo Dios nos invita incansablemente a establecer con Él una relación de comunicación, de diálogo, de amistad y de amor.
La oración no es otra cosa que aceptar esta invitación, corresponder aportando a la vez nuestra apertura. Nuestras capacidades y, en definitiva, nuestra vida.
Os invitamos, pues, a recorrer con nosotras los caminos de la oración. A compartir ilusiones y también dificultades, a adentrarnos en esta fascinante aventura de la relación con Dios que es también relación con los hermanos.

lunes, 16 de agosto de 2010

SOLEMNIDAD DE SANTA CLARA

El pasado 11 de agosto celebramos, como cada año, la fiesta de nuestra madre y fundadora santa Clara. En una solemne celebración de la Eucaristía a las 7.30 de la tarde, se congregaron en nuestra iglesia un gran número de personas, amigos y familiares, que quisieron unirse a nuestra alegría es este día tan especial y entrañable para nosotras. La celebración estuvo presidida por el P. Ramon Domènech, franciscano, que supo transmitir a todos los presentes el espíritu de Clara y su carisma de fraternidad, de pobreza y de alegría.
Después compartimos en la plaza de entrada del monasterio un refresco con todos los asistentes. Fue un tiempo de podernos comunicar con todas las personas que nos acompañaron y de estrechar cada vez más los vínculos de amistad y de afecto que unen a unos y a otros son las hermanas de la comunidad. Desde aquí queremos hacer extensivo nuestro agradecimiento a tantas personas que estáis siempre a nuestro lado. Es para nosotras un gozo y una alegría que la solemnidad de santa Clara sea compartidas por todos y todas vosotras.
Podéis ver en el vídeo adjunto un pequeño reportaje de la fiesta.

miércoles, 28 de julio de 2010

LA ORACIÓN EN SANTA CLARA

El último día hablamos de la oración como instrumento de misión y de evangelización. Intentemos profundizar un poco más en este tema.
Ni santa Clara ni san Francisco no dejaron ningún tratado sobre la oración, a diferencia de otros fundadores o de otros autores de su época. Ni siquiera se preocuparon de describir su camino de oración de forma sistemática o con una finalidad pedagógica para los hermanos y hermanas de su fraternidad.
A pesar de ello, sabemos sin duda que los dos fueron tremendamente contemplativos y que vivieron a lo largo de toda su vida una relación estrecha e íntima con el Señor. Esta experiencia de oración fue la que sostuvo toda su opción de vida por mantenerse fieles hasta el final, con todas las dificultades y oposiciones que vivieron.
Lo que fue fundamental y básico en la vida de oración de Clara fue el trato diario, constante y fiel con la Palabra de Dios. La escuchaba, la acogía, la reflexionaba, se dejaba iluminar y transformar por ella; realmente fue la buena tierra que dio su fruto.
Para Clara, los discípulos y seguidores de Jesús no son sólo obreros de su Reino sino ante todo amantes apasionados de Alguien que atrae y fascina, al cual han preferido por encima de todo.
Clara fue, sin duda, referencia para las otras hermanas de su trato íntimo y personal con Dios. Con su oración llegó a muchos lugares del mundo, llegó a muchos hermanos y hermanas necesitados de luz, de ayuda, de consuelo, de fuerza... Clara irradió y difundir por todas partes la presencia de Dios. Esta fue la misión que le fue confiada, vivida junto con sus hermanas en un clima de pobreza, de fraternidad y de silencio.
Nosotras hoy, cada una desde el nuestro lugar, estamos llamadas a lo mismo. No podemos realizar nuestras aspiraciones, nuestros proyectos, nuestra vida sin dar la preferencia a la oración, pese a las dificultades, las oscuridades, pese a muchas veces buscar y no encontrar porque Dios siempre se hará notar.

martes, 20 de julio de 2010

LA MISIÓN Y LA EVANGELIZACIÓN


Con esta entrada de hoy queremos explicar cuál es la misión concreta que nosotras, como clarisas, tenemos dentro de la Iglesia y como cumplimos nuestra tarea evangelizadora.
Francisco de Asís y sus compañeros llevaron a cabo una “vida apostólica”, es decir, hacer como Jesús, llevar por todo el mundo el anuncio del Evangelio, en contraposición a los monjes que, en aquella época, no salían de sus monasterios. Pero el grupo de Francisco no oponía el anuncio del Evangelio a la vida de oración, sino que el mensaje que anunciaban a los demás era fruto de una oración anterior. Sólo reflexionando en primer lugar la Palabra de Dios podían después anunciarla a los hombres y mujeres de su tiempo.
Evangelizar, pues, es para Francisco hacer conocer a los hermanos el Dios que hemos descubierto. La misión no es iniciativa de un mismo sino una tarea
Confiada por Dios a la persona, a cada uno de nosotros.
La predicación sencilla de Francisco y de sus hermanos la realizaban también a través de su testimonio de vida, de su vivencia en pobreza y en fraternidad. De esta forma eran un signo para todo el mundo: con su vida anunciaban que es posible vivir al estilo de Jesús, que es posible vivir según el Evangelio.
Clara, en cambio, vivió recluida en el monasterio de San Damián, ¿podemos hablar en ella de misión y de evangelización? Evidentemente que sí. Desde su vida sencilla de oración, de trabajo, de pobreza, de fraternidad, junto con sus hermanas, fue una fuerza que irradiaba a todo el mundo la luz de Dios. La Iglesia, toda la ciudad de Asís confiaban en Clara y en sus hermanas como un apoyo y ayuda en sus vidas y situaciones. El eco de la vida de Clara llegó tan lejos que se abren setenta y dos monasterios dentro y fuera de Italia mientras ella todavía vive. Su estilo de vida fue, como el de Francisco, anuncio dichoso del Evangelio de Jesucristo.
Esta es la tarea que, dentro del mundo y de la Iglesia, las clarisas realizamos actualmente; tenemos una misión concreta y una forma de anunciar el evangelio, no por el camino de la predicación sino por medio de la oración y de la vida.

martes, 6 de julio de 2010

CLARA Y LA IGLESIA


La última vez hablábamos de la relación filial de Francisco con respecto a la Iglesia. Clara vive la misma obediencia a la Iglesia que él. Clara y sus hermanas del monasterio de san Damián viven en nombre de la Iglesia y de todos los hermanos del mundo en su vida sencilla de oración, de fraternidad y de trabajo.
Clara no desobedeció a la Iglesia, pero presionó al Papa con el fin de conseguir la confirmación y aprobación de su estilo de vida. Al Santo Padre le parecía demasiado dura y rigurosa la vida que llevaban Clara y sus hermanas, por ello dudaba en el momento de dar su autorización para vivir así, pero Clara, con constancia y sin desanimarse, consciente de que esta vida era la que Dios les pedía de llevar a cabo, no para de insistir porque les sea confirmado por la Iglesia su estilo de vida evangélica. Y finalmente así lo consiguió.
Francisco y Clara, cuando se refieren a la Iglesia, no tienen en cuenta tan sólo a la jerarquía sino a todos los miembros entendidos como Cuerpo de Cristo. Viven en comunión con todo el Pueblo de Dios, se sienten miembros vivos de este Pueblo y servidores de esta Iglesia que ellos tanto quieren; desean ser en el mundo miembros de una Iglesia dinámica y abierta, que hace una opción por los pobres distanciándose de toda clase de poder y de dominio. Y a la vez, la Iglesia jerárquica admira a Francisco y a Clara y confía en su testimonio de vida.
Nos puede ayudar preguntarnos si nos sentimos de verdad miembros de la Iglesia. ¿Qué entendemos por Iglesia? ¿Qué cosas positivas o negativas le atribuimos? ¿Cómo podemos vivir siendo miembros vivos de la Iglesia?

martes, 22 de junio de 2010

MIEMBROS DE LA IGLESIA


Es muy importante para los creyentes, en cualquier opción de vida que hagamos, ser conscientes de que formamos parte de una comunidad que es la Iglesia y que hemos de estar integrados en ella, sabiendo que con nuestra colaboración y ayuda contribuimos a hacer crecer la Iglesia de Jesucristo, es decir, el grupo, la gran familia de personas que lo queremos seguir sea cual fuere el lugar donde nos encontremos.
A pesar de que el estilo de vida de Francisco y de Clara de Asís fue una gran revolución y representó un gran cambio en la Iglesia de su tiempo, siempre la amaron y le fueron fieles, a diferencia de otros grupos que surgieron también en aquella época y que cayeron fácilmente en la herejía porque se separaron de ella.
La primera llamada que recibe Francisco es la de "reparar la Iglesia", una llamada que él entiende, por el momento, de forma literal poniéndose a reconstruir capillas que estaban en ruinas. Más adelante, cuando comprendió cuál debía ser su forma de vida, se marchó con sus primeros compañeros hacia Roma con el fin tal de obtener la aprobación del Papa en el estilo de vida que todos ellos querían seguir.
Francisco distingue perfectamente la diferencia que hay entre la Iglesia de Jesucristo y los miembros que la formamos, muchas veces llenos de fallos, de debilidades y de carencias, pero esto no impide que ame y venere a esta Iglesia que es débil y frágil y, a la vez, luz y testigo de l’evangelio. Él pide a sus compañeros respeto y estimación hacia los ministros, los sacerdotes de la Iglesia. Muchas veces debe compaginar la obediencia debida a la Iglesia y la fidelidad a su estilo de vida y esto no siempre le resultará fácil. Francisco es una voz que proclama que vale la pena vivir el evangelio y el seguimiento de Jesucristo dentro de una comunidad viva, la Iglesia, donde todos y cada uno de nosotros tenemos un lugar y una tarea a cumplir en el servicio de Dios y de los hermanos.

viernes, 11 de junio de 2010

LA SENCILLEZ

En estos últimos meses, durante el tiempo de Cuaresma y de Pascua, hemos ido siguiendo el texto del evangelio de cada domingo con el fin de intentar vivir con más fuerza estos tiempos intensos que encontramos a lo largo del año y de nuestra vida de creyentes. Ahora queremos continuar exponiendo diferentes aspectos de nuestra espiritualidad como clarisas por dar a conocer un poco más el estilo de nuestra vida.
Otra de las características de nuestra vida que san Francisco y santa Clara nos dejaron como legado es la sencillez o la simplicidad.
La sencillez ya era considerada en la Biblia no como una simple peculiaridad del carácter de la persona sino como una actitud ante Dios y ante los demás; una cualidad propia de un espíritu confiado, disponible y pobre.
Francisco y Clara desean esta actitud para los hermanos y hermanas de sus fraternidades.
Jesús quiere que sus discípulos sean "astutos como las serpientes pero sencillos como las palomas", los quiere como los niños, confiando plenamente en el Padre, sin dobles intenciones.
A Francisco y a Clara les entusiasma este valor evangélico y lo consideran como un elemento muy importante para la vida de comunidad, como un fruto de la pobreza de espíritu que constituye uno de los fundamentos de su estilo de vida.
Esta actitud lleva a Francisco a no engañar nunca a nadie sobre la realidad de su vida, a buscar una coherencia entre sus palabras y su manera de actuar.
La sencillez ha sido una nota característica de los seguidores del ideal de vida de Francisco y de Clara de Asís. La sencillez evangélica comporta ser coherente con un mismo; es también una actitud de disponibilidad y de confianza plena ante Dios, que nos conoce tal y como somos. Cuanto más vamos adelantando en nuestro trato con el Señor, más sencilla se va volviendo nuestra oración y nuestra misma vida.
En este mundo nuestro, donde a veces las relaciones son muy complicadas e interesadas, es importante que valoremos la sencillez y que procuremos ser auténticos y coherentes en la relación con nuestros amigos, familiares, en el ambiente donde nos encontremos en nuestra vida de cada día.

martes, 1 de junio de 2010

UNIDOS EN UN MISMO IDEAL

Ya hace unos cuantos años que, una tarda de un domingo del mes de mayo, nos reunimos en nuestro monasterio todos los religiosos y religiosas de las diversas comunidades que hay en Reus. Estos encuentros son una oportunidad para conocernos cada vez más, para compartir nuestras inquietudes, ilusiones y anhelos, para compartir la oración y un rato de amistad y de fraternidad. Encontrarnos a lo largo de todo este tiempo nos ha ayudado a estrechar nuestros lazos un año detrás de otro. Aunque cada familia religiosa trabaja desde un carisma diferente, a todos nos une el mismo objetivo y la misma finalidad: vivir el evangelio y seguir a Jesucristo. Unos lo hacen desde el servicio a los demás; otros desde la educación y la dedicación a los jóvenes, a los ancianos, a los inmigrantes; otros desde la oración; otros desde la evangelización y la misión... Es magnífico ver como, dentro de l’Iglesia, cada cual tiene un lugar y todos tenemos un servicio y una tarea que llevar a cabo.
Así, el domingo de la Trinidad, nos reunimos a las 6 de la tarde para la oración de Vísperas. Contamos con la presencia de casi todas las comunidades religiosas de Reus. Después de la oración, la joven cobla del colegio del P. Manyanet nos ofreció un concierto de sardanas en el interior mismo de la iglesia. Después, con lo que aportó cada comunidad, compartimos una merienda en la plaza de nuestro monasterio y, lo que es más importante, el diálogo, la convivencia, la comunicación...
Os ofrecemos un pequeño reportaje del encuentro para que también desde aquí podáis compartir un poco el gozo de nuestro encuentro anual.

viernes, 28 de mayo de 2010

DOMINGO DE LA TRINIDAD, DÍA DE LA VIDA CONTEMPLATIVA


El pasado domingo, con la fiesta de Pentecostés, cerrábamos el tiempo pascual. Ahora volvemos a adentrarnos en el tiempo de durante el año y en este domingo la Iglesia pone ante nuestros ojos la fiesta de nuestro Dios, de la Trinidad, la fiesta del Padre, de Jesucristo y del Espíritu Santo.
Hace unos años que la Iglesia dedica este día de la Trinidad a la vida contemplativa, a estos hermanos y hermanas a menudo desconocidos.
Los contemplativos y contemplativas somos bautizados que hemos escuchado la llamada de Dios a vivir dedicados plenamente a Él, en una vida de oración y de silencio, de trabajo y de fraternidad.
Nos esforzamos por responder a esta llamada viviendo desde nuestra realidad de hijos amados entrañablemente por el Padre; escuchando a Jesucristo en su Palabra y esforzándonos por seguir sus huellas; abriéndonos al Espíritu Santo para que nos guíe y haga su obra en nosotros.
Como veis, nuestra vida es en realidad la vida de todo miembro del Pueblo de Dios, vivida –si queréis- hasta las últimas consecuencias. Todos estamos llamados a la oración –cada uno desde su lugar-, y de todos Dios espera que caminemos hacia él con la confianza y la alegría que tienen los hijos hacia su padre, unidos a Jesucristo, dejándonos guiar por el Espíritu.
Aunque nuestras casas y monasterios a veces se encuentren algo retirados de las poblaciones, no por esto nos desentendemos de nuestro mundo y de sus problemas. Al contrario, intentamos vivir y orar con una mirada universal que abarque a todo el mundo, y por lo tanto, a todos vosotros que nos seguís en este blog.
Os pedimos que nos acompañéis en nuestra celebración de este día para que seamos siempre fieles a la llamada de Dios. ¡Gozosa fiesta de la Trinidad!

viernes, 21 de mayo de 2010

"RECIBID EL ESPÍRITU SANTO"


Con el domingo de Pentecostés llegamos al final del tiempo de Pascua. Durante cincuenta días hemos intentado profundizar en la experiencia de Jesús Resucitado, Vivo para siempre en medio de nosotros. El evangelio de cada domingo nos lo ha presentado desde aspectos y matices diferentes, animándonos a reconocer a Jesús en los demás, a experimentarlo como nuestro pastor, como aquel que está siempre a nuestro lado para compartir el mismo camino y toda nuestra vida.
Hoy el evangelio nos quiere hacer valorar y reconocer el don del Espíritu Santo a cada uno de nosotros. No es fácil entender qué es el Espíritu Santo. Pero lo entenderemos algo más si miramos como actúa en nosotros. El Espíritu es un regalo que Jesús y el Padre nos hacen: “Recibid el Espíritu Santo”. El Espíritu es para nosotros el compañero de camino que nos orienta y nos ilumina en nuestra vida. El Espíritu es quien nos guía, especialmente a través de la Palabra, en nuestro camino hacia Dios; es la fuerza que nos empuja a superar los obstáculos por mantenernos fieles al Evangelio; es quien hace renacer en nosotros la ilusión y el deseo de seguir a Jesús cada día pese al desaliento o el cansancio; es quien nos ayuda a perdonar, a servir, a amar a los demás; es quienes nos va iluminando a la persona de Jesús y nos impulsa a darlo a conocer a nuestros hermanos. El Espíritu Santo puede renovar y transformar profundamente nuestras vidas.
Por esto Jesús dice a los discípulos y también a nosotros: “Recibid el Espíritu Santo”: recibidlo, abríos a Él, acogedlo, sed dóciles a su luz, dejaos conducir por Él…
Desde aquí os deseamos un alegre término del tiempo pascual y que el gozo de estos días se haga extensivo a toda nuestra vida.

lunes, 17 de mayo de 2010

UNA "VISITA" ESPECIAL

Ayer, domingo de la Ascensión, recibimos en nuestro monasterio la cruz que recorre España con motivo de la próxima Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar en Madrid el 2011. La cruz había llegado en Tarragona el día antes, primero en la cárcel y después acompañando a los jóvenes en una vigilia de oración.
Domingo tuvimos el gozo de recibirla en nuestra casa des de las 9 hasta las 10.30 de la mañana. La cruz presidió la oración comunitaria del Oficio de lectura y de Tercia, con un grupo de personas que también estuvieron presentes. Después, a lo largo de la mañana, nuestra iglesia fue el punto de encuentro de otras muchas que querían permanecer en un rato de silencio y de oración ante la cruz.
Hacia las 11 la cruz fue trasladada al cercano Santuario de Misericordia para la celebración de l’Eucaristía des de donde irá siguiendo su itinerario.
Des de aquí queremos animar a los jóvenes para que este signo de la cruz sea de verdad para todos y cada uno de ellos un estímulo y una fuerza para seguir a Jesucristo des de su ambiente, y para que estos momentos de oración los entusiasme a entregar su vida al servicio de los demás.

viernes, 14 de mayo de 2010

"LO QUE HA PROMETIDO MI PADRE"

Llegamos al domingo de la Ascensión del Señor y nos encontramos, por tanto, hacia el final del tiempo pascual. La fe en Jesús resucitado, la convicción de que está Vivo y de que está con nosotros, tendría que acompañarnos a lo largo de todo el año.
En este domingo de la Ascensión, el evangelio nos presenta a Jesús “despidiéndose” de sus discípulos. No es que Jesús los deje, es que de ahora en adelante lo captarán de otra forma, con los ojos de la fe.
Jesús dice a los discípulos que les enviará “lo que ha prometido mi Padre”. Lo que el Padre ha prometido, como sabemos, es el Espíritu Santo. Si hasta ahora Jesús había estado a su lado, caminando con ellos, enseñándoles, ayudándoles, alentándoles... de ahora en adelante el Maestro, el Compañero, el Amigo, la Ayuda será el Espíritu Santo.
Será el mismo Espíritu quien permitirá a los discípulos –y a cada uno de nosotros- captar a Jesús Vivo, presente en medio de ellos.
Será también el mismo Espíritu quien les dará la fuerza y el impulso, la alegría de ser testigos de Jesús, anunciando a todo el mundo como nos amó, cómo murió y ahora permanece Vivo.
El Espíritu Santo, el don prometido por el Padre, era para los discípulos, es para nosotros y para todos aquellos que creerán en Jesús y querrán seguirlo. Por lo tanto, hace falta que haya en todos nosotros apertura y docilidad al Espíritu Santo; que él pueda obrar en nuestra persona maravillas como las obró en la primera comunidad cristiana y como ha obrado en tantas y tantas personas a lo largo de la historia.
Disfrutemos de estos últimos días del tiempo de Pascua para que este gozo siga vivo en nosotros siempre.

jueves, 6 de mayo de 2010

"GUARDAR" LA PALABRA

Vamos llegando al final del tiempo de Pascua. La liturgia de estas últimas semanas nos va hablando del Espíritu Santo. El domingo de Pentecostés, el último de Pascua, celebraremos el regalo y el don del Espíritu Santo a cada de nosotros.
Mientras tanto, este domingo, el evangelio nos quiere hacer reflexionar sobre la misma Palabra de Jesús. Es Jesús mismo quien nos dice que debemos “guardar” lo que Él dice. “Guardar” la Palabra de Jesús quiere decir esforzarnos por escucharlo, por reflexionar y por hacer vida en nosotros, en nuestro ambiente, la Palabra que hemos interiorizado. Si escuchamos, leemos y reflexionamos la Palabra, dice Jesús que Él y el Padre vendrán a vivir en nosotros. Si poco a poco vamos haciendo un camino de reflexión del evangelio, descubriremos y valoraremos más el amor del Padre, nos sabremos colaboradores de Jesucristo y nos dejaremos iluminar en nuestra vida por el Espíritu. Entonces será cuando Ellos vendrán “a vivir” dentro de nosotros.
En un mundo tan disgregado, tan lleno de ruido y de ajetreo, intentemos hacer un espacio de silencio y de reflexión en nosotros, así podremos experimentar de verdad la paz que Jesús nos ofrece.
¡Continuemos viviendo el gozo pascual en nuestra vida!

viernes, 30 de abril de 2010

"QUE COMO YO OS HE AMADO, ASÍ TAMBIÉN OS AMÉIS"

Seguimos avanzando en el tiempo pascual y este domingo l’Iglesia nos presenta un fragmento muy breve, podríamos decir que es el corazón del Testamento del Jesús: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros. Tal y como yo os he amado, amaos”.
La voluntad de Jesús, su deseo más vivo es que nos amemos como él nos ha amado. Jesús no nos pide que amemos de cualquier manera sino a su estilo, siguiendo sus pasos: sirviendo, perdonando, acompañando, llevando paz y alegría, comprendiendo, acogiendo... amando incondicionalmente, sin esperar nada.
No es fácil amar así pero Jesús está Vivo, está en nosotros y nos ofrece su ayuda y su mirada –siempre nueva- hacia los hermanos. Jesús no es sólo un maestro que enseña y se queda al margen; es el Maestro que acompaña a cada uno de sus discípulos, a todos nosotros, que queremos vivir su mandato-deseo.
Hoy, que no es fácil anunciar a Jesús, tenemos una manera sencilla y práctica de hacerlo: “En esto reconocerán todos que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros”.
Hagamos presente a Jesús, anunciémosle por medio del amor que manifestamos a todo aquel que nos trate; que todo aquel que se cruce con nosotros en el camino de la vida pueda decir: “mira como ama, ¡es un discípulo de Jesús!”. Vivamos así y cada día será Pascua en nuestra vida.

viernes, 23 de abril de 2010

JESÚS, NUESTRO PASTOR

En el cuarto domingo de Pascua, la liturgia siempre nos presenta la imagen de Jesús como pastor. Una imagen que hoy en día queda algo alejada de nuestra realidad, pero todos sabemos qué es un pastor y cuál es su misión.
El texto del evangelio de este domingo es muy corto pero a la vez muy denso. Jesús nos dice sobre todo dos cosas: Él ha dado la vida por sus ovejas, es decir, por todos y cada uno de nosotros. Un pastor conoce a todas las ovejas de su rebaño; aunque parezca que son iguales, para el pastor no hay ninguna oveja repetida, las sabe diferenciar a todas y a cada una, porque las ve cada día, las cuida y las valora y aprecia por lo que son. Del mismo modo, Jesús conoce y aprecia a cada una de sus “ovejas”, hasta llegar a afirmar que nosotros somos aquello más preciado que tiene y que nadie nos podrá separar nunca de Él porque Jesús, como nuestro Pastor, nos protege, nos valora, nos defiende, nos estima y nos trata como el más valioso tesoro que el Padre le ha dado.
Por parte nuestra hace falta una respuesta. Dice el evangelio que “mis ovejas escuchan mi voz”. A nosotros nos corresponde escuchar la Palabra de Jesús y poner en ella toda nuestra atención por encima de todas las otras palabras y voces que continuamente se hacen presentes en nuestra vida y en nuestro mundo. Si escuchamos a Jesús, lo seguiremos, reconoceremos todo aquello que Él hace por nosotros, se hará nuestro compañero de camino y estaremos seguros a su lado a pesar de las dificultades y los escollos de cada día.
Continuemos recorriendo este precioso tiempo de Pascua agradeciendo al Padre el don que nos ha hecho con su Hijo Jesucristo.

viernes, 16 de abril de 2010

"ES EL SEÑOR"

Nos encontramos en pleno tiempo pascual y la Iglesia sigue adentrándonos en la realidad de la resurrección de Jesús: ¡está Vivo!
En este domingo el evangelio nos presenta a los discípulos que salen a pescar pero no consiguen pescar nada en toda la noche. Cuando se hace de día Jesús –a quien no reconocen- los invita a intentarlo otra vez dándoles unas indicaciones; ellos hacen caso a aquel “desconocido” y entonces la pesca resulta ser muy abundante.
Uno de los discípulas reconoce a aquel “desconocido” y exclama: “es el Señor”, es Jesús, a quien habían escuchado, seguido, amado; quien había curado, perdonado, ayudado incansablemente a los hermanos; quien les había hablado del Padre, a quien habían visto morir crucificado. Era él mismo, ¡era el Señor!
Jesús se hacía presente en medio de los suyos, en su vida, y también quiere hacerse presente en la nuestra. Pero para que podamos reconocerlo debemos hacer como los discípulos: escuchar su Palabra, ser dóciles y dejarnos guiar por ella; ser miembros vivos de la comunidad colaborando en todo lo que haga falta; estar atentos a las invitaciones de Jesús (“vamos, almorzad”) y responder con todo el corazón.
Si vivimos unidos a Jesús, si reflexionamos y guardamos su Palabra, él hará fecunda nuestra vida como hizo abundante la pesca de los discípulos. Lo reconoceremos entre nosotros y como los discípulos podremos afirmar desde nuestro interior: “es el Señor”. Esta será nuestra gran alegría pascual.

viernes, 9 de abril de 2010

"PAZ A VOSOTROS"

En este segundo domingo de Pascua la Iglesia nos presenta este magnífico texto del evangelista san Juan. El texto empieza diciéndonos: “estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos”. También nosotros, si no estamos atentos, podemos cerrarnos en nosotros mismos por miedo o por otros motivos (un problema, una situación dolorosa, unos criterios...). Hace falta que velemos porque las puertas de nuestro interior estén siempre abiertas a Jesús.

“Jesús les dijo: Paz a vosotros”. La paz que Jesús resucitado ofrece a los apóstoles y a cada uno de nosotros es mucho más de lo que podamos pensar. Recordemos que Él dijo que su paz no era como la del mundo. Con su paz Jesús nos ofrece su amistad, su ayuda, su alegría, su fuerza, su proximidad... ¡Abrámonos a su Paz!

“Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor”. Tras el desastre y el doloroso fracaso del calvario, cuando parecía que nada tenía sentido, Jesús resucitado se hace presente en medio de los suyos y estos estallan de gozo y de alegría. Cuando Jesús se deja notar en nuestro interior, su presencia siempre es fuente de gozo y de alegría.

Vivamos estos cincuenta días de Pascua dejando que el gozo del Señor Resucitado se haga presente en nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestro ambiente.

sábado, 3 de abril de 2010

VERDADERAMENTE HA RESUCITADO EL SEÑOR. ¡ALELUYA!


Tras recorrer el camino cuaresmal, hemos llegado a la solemne y gozosa fiesta de Pascua. Así como la Cuaresma ha durado cuarenta días, el tiempo pascual se extiende a lo largo de cincuenta. Cincuenta días que son considerados como “un gran domingo” en que se nos invita a contemplar a la persona de Jesús Resucitado desde diferentes aspectos y matices. Durante todo este tiempo, la liturgia nos ayudará a vivir con alegría y con ilusión esta gran realidad, que es el centro de nuestra vida cristiana: “Verdaderamente ha resucitado el Señor”.
Así como hemos viajado por el itinerario cuaresmal, caminemos también por esta ruta del tiempo de Pascua.

Los evangelios de estos días nos anuncian el gran acontecimiento que conmovió a los discípulos y seguidores de Jesús: el Señor, que habían visto crucificado, muerto y sepultado, había resucitado, había triunfado de la muerte para vivir siempre entre nosotros.
Esta es la gran noticia que los apóstoles se apresuraron a esparcir por todo el mundo, con alegría y con un entusiasmo contagiante.
Tal como hicieron los discípulos, hace falta que irradiemos en nuestro mundo la Paz, el Gozo, la Vida que Jesús nos trae y, con nuestro testimonio, sepamos comunicar a los demás a la Persona de Jesús. El ángel dice a las mujeres que Jesús “no está aquí”. Muchas veces buscamos a Jesús donde no está, pero sabemos que Él siempre se deja encontrar y quiere que lo busquemos con constancia y con fidelidad.
Desde este blog os deseamos a todos quienes nos seguís y acompañáis una gozosa Pascua, vivida con la plenitud que sólo Jesucristo nos puede dar.

viernes, 26 de marzo de 2010

"BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR"


Vamos llegando al final del itinerario de la Cuaresma. Con el domingo de Ramos entramos en la Semana Santa, la semana céntrica de la Iglesia y de la vida de todos nosotros. En esta semana contemplaremos la entrega libre y consciente de Jesús en el Cenáculo y en el Calvario, entrega y donación que culminan y tienen su cumplimiento en la Resurrección.
Hoy, domingo de Ramos, conmemoramos la entrada de Jesús en Jerusalén a lomos de un pollino, aclamado por las multitudes. Con esta acción simbólica, Jesús se manifiesta como Mesías, pero no un Mesías prepotente o político, sino humilde, sencillo y portador de Paz. Jesús es consciente de que este gesto lo llevará a la muerte, pero él cumple con firmeza la voluntad del Padre.
La gente proclamaba: “Bendito el que viene en nombre del Señor”. También nosotros cada vez que celebramos la Eucaristía aclamamos a Jesús con las mismas palabras, en el canto del “Santo, santo, santo...” Intentemos ser más conscientes de que Aquel que se hace presente con las palabras de la consagración, es el mismo Jesús que aclamaba la gente, y que ahora viene a nosotros ofreciéndonos su paz, su vida, su salvación... Los fariseos quieren intentar acallar a los seguidores de Jesús; es imposible, quien ha conocido a Jesús, lo ama y lo sigue, no puede dejar de anunciar su mensaje y de ser su testigo, sea con la palabra o bien con la vida de cada día.
Preparémonos a vivir con intensidad esta semana, que culminará en la grande y solemne fiesta de Pascua, la Resurrección del Señor.

viernes, 19 de marzo de 2010

"TAMPOCO YO TE CONDENO"


Vamos avanzando en el camino cuaresmal y nos encontramos ya en el quinto domingo. El evangelio empieza diciéndonos: “Jesús se retiró al monte de los olivos”. Jesús se retiraba a orar, a estar con el Padre, a escucharlo, a amarlo y a dejarse amar, a descansar y a abandonarse a Él. Y cuando volvía en medio de sus hermanos, los miraba y los valoraba desde el Padre.
Después, el evangelio nos describe la escena de la mujer adúltera, escena que impresiona.
Llegan los doctores de la ley y los fariseos, falsamente vestidos de defensores de la ley, con la intención de desacreditar y acusar a Jesús, sirviéndose del pecado de una infeliz. Es una actitud detestable. Insisten en que Jesús se pronuncie y Jesús habla. La persona de Jesús brilla humilde y diáfana, con la verdad y misericordia que le son tan propias. Jesús no ve en la adúltera a una pecadora que se tiene que condenar sino a una persona creada por el Padre, que ha caído y ha perdido su dignidad, a quien hace falta ofrecer perdón, ayuda, amor. Y esto es lo que hace: "Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más."
Jesús quiere que miremos como Él a los hermanos que fallan y caen: una mirada de comprensión, de perdón, de misericordia y de amor. Quiere que les demos la mano para ayudarlos a levantarse y los animemos a seguir adelante.


En esta última semana de Cuaresma, dejémonos mirar por Jesús y nos sabremos comprendidos, queridos, valorados por Él, en el más íntimo de nosotros mismos.

viernes, 12 de marzo de 2010

"SU PADRE LO VIÓ Y SE CONMOVIÓ"


En el cuarto domingo de Cuaresma nos encontramos en el evangelio con la entrañable parábola del hijo pródigo. Os invitamos a escucharla y a leerla como si fuera la primera vez que lo hacemos, dejándonos impresionar por cada aspecto de esta profunda parábola e intentando situarnos en el interior de cada uno de los personajes.

El mensaje que Jesús quiere dar a sus contemporáneos y hoy a nosotros es muy claro: el Padre es un padre que ama entrañablemente a sus hijos por más que se hayan apartado de él o que se hayan distanciado. Delante de la actitud del hijo pequeño, la reacción del padre es conmovedora impresionante: espera constantemente la llegada de su hijo, no pregunta nada, no quiere explicaciones, no cuestiona, no juzga... al contrario, recibe con una alegría inmensa al hijo alejado y degradado que vuelve, celebra una fiesta en su honor, le devuelve la dignidad de hijo perdida... todo queda borrado y perdonado. Es mucho mayor la alegría de haber recobrado al hijo que no lo que haya podido hacer.
Como contraste, el hermano mayor no lo entiende: ¿por qué el padre está actuando así? ¿no se merecería su hermano pequeño un buen castigo y una buena condena por lo que ha hecho? El hermano mayor no ha entendido nunca lo que le dice su padre: “todo lo mío es tuyo”; ha vivido siempre a su lado y no ha sabido valorar ni ha apreciado suficientemente la amorosa presencia de su padre.
De esta manera actúa Dios, como el padre de la parábola. Un Dios sorprendente y maravilloso que siempre nos espera, que no juzga, que acoge, que perdona, que ama incansablemente y que nos invita a hacer fiesta para cada uno de nuestros hermanos que vuelven al hogar.
Con la mirada puesta en el amor y la ternura del Padre que Jesús nos descubre y nos revela, vamos caminando hacia la Pascua.

viernes, 5 de marzo de 2010

"SI NO OS CONVERTÍS..."


En el próximo domingo, el tercero de cuaresma, el evangelio nos recuerda con fuerza el llamamiento a la conversión. El miércoles de ceniza Jesús se dirigía a cada uno de nosotros diciéndonos: “conviértete y cree en el evangelio”.

Han pasado casi tres semanas y Jesús nos vuelve a decir hoy: “si no os convertís”, si no giráis vuestra mirada y vuestra vida hacia mí, si no escucháis mi Palabra y os esforzáis por vivirla, si no os amáis sinceramente como yo os he amado, “todos pereceréis lo mismo”, es decir, viviréis en la insatisfacción, en la tristeza, en el sin sentido de la vida, en la desesperanza...
Por esto Jesús insiste y quiere que nos convirtamos porque desea que seamos personas felices, portadoras de paz, de alegría, de reconciliación, de amor... La expresión “si no os convertís...” no es una amenaza, - ¡ni mucho menos!-, sino el deseo vivo de Jesús de que vivamos unidos a Él.
Jesús nos conoce, conoce nuestra poca respuesta, nuestras debilidades, el “poco fruto” que damos... Ante esta realidad nos muestra el incansable amor del Padre en la figura del “Viñador”. Pese a que la higuera no da fruto, el Viñador todavía volverá a cavarla, a echarle estiércol, a cultivarla. Este amor paciente, fiel, benigno del Padre hacia todos nosotros tendría que impulsarnos y estimularnos a convertirnos cada día, a caminar dichosamente y sinceramente hacia Aquel que tanto nos ama.
Con esta esperanza, sigamos recorriendo el camino hacia la Pascua.

jueves, 25 de febrero de 2010

"ESTE ES MI HIJO, ESCUCHADLE"


En este segundo domingo de Cuaresma la Iglesia nos presenta el texto evangélico de la Transfiguración de Jesús.
Jesús había anunciado a sus discípulos que se dirigía hacia Jerusalén, hacia la Pasión y Cruz, y estos se habían asustado. En este contexto, Jesús toma a Pedro, Santiago y Juan y se los lleva “a lo alto de la montaña”. Jesús se lleva a los tres discípulos a un lugar solitario y silencioso porque sólo en un clima de oración y de silencio lo podrán experimentar transfigurado. La oración personal es el camino para conocer vivencialmente a Jesús.
Las palabras del Padre no iban dirigidas sólo a Pedro, Santiago y Juan, sino también a todos nosotros que hoy leemos o escuchamos el evangelio. También a cada uno de nosotros el Padre nos dice: "Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle”.

“Este es mi Hijo, el escogido”, es decir: “este es quien siempre hace mi voluntad, el que ama y perdona incansablemente, quien alienta y anima, quien está siempre a tu lado…”
“Escuchadle”: “escúchalo porque te conducirá por el camino de la paz, de la entrega y del servicio, de la vida, de la alegría... Escúchalo y déjate guiar por Él”.

Sigamos caminando hacia la Pascua sabiendo que Jesús va delante nuestro y que nos precede en nuestro camino.

viernes, 19 de febrero de 2010

CONDUCIDO POR EL ESPÍRITU, SE INTERNÓ EN EL DESIERTO


En el primer domingo de Cuaresma, el evangelio nos muestra Jesús en el desierto. El desierto es lugar de silencio, de soledad, para encontrarse con un mismo y con Dios. Jesús se dirige al desierto conducido por el Espíritu. Jesús se interna en el desierto, en la “’escuela de Dios”, una larga temporada (número cuarenta, número simbólico). Jesús va al desierto, lugar de silencio y de soledad, para abrirse más a Dios, dejarse hacer y prepararse para su misión.
El evangelista nos dice que Jesús fue tentado. Como toda persona, Jesús “experimenta” la posibilidad de hacer o dejar de hacer la voluntad de Dios, de escuchar la Palabra y vivirla o de prescindir de ella, de seguir buscando a Dios o de instalarse... Pero Jesús supera todas las tentaciones y pruebas porque se apoya fielmente en dos grandes realidades: el Espíritu y la Palabra, de ellos obtiene la luz y la fuerza por seguir su camino hacia el Padre.
Además de este desierto material, geográfico, Jesús atravesará otros desiertos a lo largo de su vida. Son desiertos de otro tipo: el de la incomprensión y de la soledad, el de la persecución y del dolor... Pero de todos ellos salió victorioso porque Jesús es el hombre del Espíritu y de la Palabra. Jesús puede hacer frente a las pruebas que le pone el tentador porque quiere hacer, por encima de todo, aquello que agrada al Padre. Nada puede desviarlo de su camino ni de su misión de dar a conocer Dios a los hermanos y hermanas de su tiempo. Jesús no se deja desencaminar, responde al tentador con firmeza y decisión, siempre con palabras de la Escritura.


También nosotros atravesamos por muchos “desiertos” a lo largo de nuestra vida, nos cansamos y tenemos ganas de no seguir andando. Jesús debe ser nuestro modelo cuando nos encontramos en momentos difíciles, cuando nos sentimos presionados por todo y por todas partes y nos cuesta seguir adelante. Jesús nos ha precedido, sigamos sus huellas hasta llegar al triunfo definitivo de la Pascua.

lunes, 15 de febrero de 2010

CUARESMA: CAMINO HACIA LA PASCUA


Estamos a punto de empezar un año más el tiempo de Cuaresma. Cuarenta días en qué se nos invita a caminar con gozo y con alegría hacia la próxima Pascua. Cuarenta días en qué se nos invita a acercarnos más a Dios escuchando más intensamente su Palabra, recibiéndolo con ilusión renovada en los sacramentos, para llegar al final de este trayecto a celebrar nuevamente con gozo exultante la Resurrección del Señor.
La Iglesia nos propone el tiempo cuaresmal para que revisemos a fondo nuestro compromiso con Jesucristo y lo renovemos en la Vigilia Pascual. Es un tiempo también para revisar nuestra relación con los demás: nuestro servicio, nuestro trato con ellos, nuestra acogida…
Empezamos la Cuaresma con el miércoles de ceniza; este día obre la puerta a este tiempo de revisión serena y de reflexión. El miércoles de ceniza se puede comparar a una flecha; toda flecha apunta a la diana, a un objetivo. El miércoles de ceniza, como una flecha, apunta a la Pascua. Es necesario que iniciemos el recorrido cuaresmal teniendo presente nuestra meta: la Pascua, y, más concretamente, renovar y reafirmar, con confianza y alegría nuestro compromiso como cristianos.


Os invitamos a recorrer con nosotros estas semanas a través de la lectura y reflexión del evangelio de cada domingo. Una trayectoria que nos llevará a la gran fiesta del triunfo de Jesucristo, que es también nuestro triunfo.

miércoles, 3 de febrero de 2010

UN SÁBADO DIFERENTE


El pasado sábado, día 30 de enero, se reunieron por la mañana en nuestro monasterio un numeroso grupo de jóvenes: chicos y chicas de las diferentes parroquias de Reus que se están preparando para recibir el sacramento de la Confirmación. El objetivo era conocerse los unos a los otros y constatar que no se encuentran solos en este camino, y que sus ilusiones, inquietudes, anhelos, dificultades… las viven muchos otros jóvenes como ellos.
Acompañados por algunos sacerdotes y sus catequistas, dedicaron la mañana al conocimiento mutuo, a la reflexión y a la oración, no faltaron tampoco los momentos de distracción.
Nosotras compartimos con ellos, divididos en tres grupos distintos, un rato de diálogo y de comunicación. Les hablamos de nuestra vida, de nuestras actividades, de la oración, de nuestra misión en la Iglesia y en el mundo… Surgieron preguntas, interrogantes que procuramos responder para hacer más comprensible y clara nuestra vida.
También a nosotras nos alentó dialogar con unos jóvenes que quieren vivir con más seriedad su fe y que desean dar un paso más en su vida de cristianos.

Desde estás líneas queremos animaros a todos los jóvenes que estabais presentes en el encuentro a manteneros con ilusión y con alegría en este camino que habéis iniciado. Ser testimonios de Jesús en el mundo en que vivimos no es fácil pero es un camino en el cual no estáis solos. ¡Ánimo y adelante!

miércoles, 27 de enero de 2010

LA PERFECTA ALEGRÍA


Tanto para Francisco como para Clara, la verdadera alegría corresponde con la verdadera pobreza, al estilo de Jesús, ya que la pobreza no es tanto una renuncia o un sacrificio sino imitar a Jesucristo y, por tanto, fuente de gozo y de alegría.
Para entender un poco más qué representa la alegría para Francisco, dejemos que nos hable él mismo en este relato llamado "La perfecta alegría":

San Francisco, caminando una vez con fray León, en pleno invierno, cuando el frío riguroso lo atormentaba, dijo a fray León:
“Viene un mensajero y dice que todos los maestros de París entraron en la Orden. Escribe: no es verdadera alegría.
Y lo mismo de todos los prelados del otro lado de los Alpes, arzobispos y obispos; y lo mismo del rey de Francia y del rey de Inglaterra. Escribe: no es verdadera alegría.
Y que todos mis hermanos fueron a los infieles y los convirtieron a todos a la fe; y que tengo tanta gracia de Dios que curo a los enfermos y hago muchos milagros. Te digo que en todas estas cosas no está la verdadera alegría.
¿Cuál es, entonces, la verdadera alegría? Regreso de Perusa y llego aquí muy de noche y es invierno, con barro y mucho frío, hasta el punto que el agua congelada en el borde de la túnica me golpea las piernas y sangran las heridas. Y lleno de barro, con el frío y el hielo, llego a la puerta y, después de mucho aporrear y llamar, viene el fraile y pregunta: ¿Quién es? Yo respondo: Fray Francisco. Y él dice: "Vete, estas no son horas. No entrarás". Y al insistir de nuevo responde: "Vete, eres un simple y un ignorante; de ningún modo vendrás con nosotros; somos tantos y tales que no te necesitamos". Y yo sigo aún en la puerta y digo: "Por el amor de Dios, hospedadme esta noche". Y él responde: "No lo haré. Ve al hospital y pide allí". Yo te digo que si tengo paciencia en esto y no me molesto, esa es la verdadera alegría.”


Es evidente que tenemos que situarnos en la mentalidad de la época, pero vemos que Francisco fundamentaba su alegría, no en las cosas materiales o en el éxito, sino en la paz y el gozo que proceden de Dios mismo.
Nosotros, hoy podemos preguntarnos: ¿cuáles son las causas de nuestra alegría? ¿Sabemos alegrarnos cuando las cosas no nos salen tan bien como quisiéramos? ¿Hemos experimentado alguna vez que el Señor es fuente de gozo y de alegría?

lunes, 18 de enero de 2010

LA ALEGRÍA


A lo largo de estas últimas semanas, hemos intentado penetrar un poco más, gracias a los textos del evangelio, en el tiempo de Adviento y de Navidad. Ahora volvemos a coger el hilo de la espiritualidad de san Francisco y de santa Clara, que es también la nuestras, y que habíamos dejado en el apartado de la fraternidad.
Hemos ido viendo diferentes aspectos de esta espiritualidad: la vivencia del evangelio, el seguimiento de Jesucristo, la pobreza, la fraternidad… Toda una serie de aspectos que van conformando este estilo de vida, siempre al servicio de Dios y de los hermanos. Todo esto fue en Francisco y en Clara motivo de gozo y de alegría, una alegría que procede de lo más profundo de nosotros mismos y que sólo Dios puede dar, hasta el punto de que la alegría también se convertirá en una de las características distintivas de la espiritualidad franciscana. Veámoslo.
En aquel momento de la época medieval, surgían otros grupos que querían vivir un estilo de vida pobre pero la hacían de una forma triste y casi forzada; se relacionaba pobreza con infelicidad; la riqueza, en cambio, con la felicidad y la alegría. Francisco quiere unificar –y así lo hace- el ideal de vida de pobreza con la alegría auténtica; la alegría no ha de estar en absoluta reñida con la pobreza, se puede ser pobre y ser profundamente feliz: lo mismo vivirá Clara.
Para ellos, la alegría verdadera es la que se fundamenta en el Señor. Sólo Él es la auténtica fuente de gozo y de alegría, y el único que puede llenar nuestras aspiraciones más profundas de ser felices. Si a veces nos hemos acercado a Él en la oración, así lo hemos experimentado. Jesús pide también esta alegría a sus seguidores: “Cuando ayunéis no pongáis cara triste…”. Francisco, en la Regla que escribe para regular la vida en comunidad de los hermanos, pide que no se muestren tristes sino alegres.
Esta alegría, ni en Francisco ni en Clara, no es una alegría improvisada o que surge de golpe y porrazo, es el resultado de caminar con el Señor y con los hermanos y hermanas, y fruto de un largo recorrido espiritual. Por ello esta alegría acaba manifestándose en el exterior.
En un mundo donde muchas veces a las personas les cuesta ser felices y sentirse a gusto con lo que hacen y lo que son, es necesario un testimonio de alegría que ayude a los demás a encontrar el gozo verdadero.

jueves, 7 de enero de 2010

EPIFANÍA: MANIFESTACIÓN DE DIOS


Vamos llegando al final de este tiempo de Navidad. Con la celebración de la Epifanía el día 6 de enero y la fiesta del Bautismo del Señor el próximo domingo, cerraremos este hermoso tiempo durante el cual hemos podido profundizar un poco más en el Misterio de Dios hecho hombre, tan cercano y tan igual a nosotros.
En la solemnidad de la Epifanía, el día de los Reyes, se nos recuerda que Dios no se ha reducido a un pueblo determinado, a un lugar concreto, sino que se ha querido dar a conocer a todos los hombres y mujeres que quieran acogerlo y escucharlo sea en el lugar que sea de la tierra. Con la figura de los magos o de los sabios, el evangelio nos hace reflexionar en esta gran realidad: Dios se ha querido y quiere manifestarse a todo el mundo, sólo hay que ponerse en camino, como los magos, enfrentar dificultades y obstáculos y “buscar bien” tal como nos dice el evangelio, para llegar a encontrar a Dios en nosotros mismos, en los demás y en los acontecimientos que nos rodean cada día. Será entonces cuando nuestra alegría, como la de los magos, “será inmensa”. Dios será de verdad “dios con nosotros” tal como hemos intentado vivir a lo largo de esta Navidad.

No queremos olvidar la parte más popular de este día, dirigida especialmente a los más pequeños: los Reyes Magos, generosos con sus obsequios y regalos. Aunque vayan pasando los años, los Reyes siempre siguen siendo para todos unos personajes entrañables que nos traen buenos recuerdos y que nos hacen presente que la ilusión, los sueños, la sorpresa… no se han de perder nunca en nuestra vida. También nosotras, en nuestro monasterio, hicimos una festiva y espléndida cabalgata de los Reyes, también es parte de nuestra vida vivir con ilusión y con gozo siempre renovados.