sábado, 29 de noviembre de 2014

UN NUEVO ADVIENTO



Empieza un nuevo Adviento y, con él, la invitación a renovar las actitudes propias de este tiempo que, en realidad, son actitudes que tenemos que tener en cuenta a lo largo de toda nuestra vida.Durante estas cuatro semanas antes de Navidad, los textos del evangelio de cada domingo nos hacen recorrer un camino que, si lo seguimos, nos irá preparando para acoger a la persona de Jesús en nuestra vida de una manera más comprometida.
La espiritualidad del tiempo de Adviento es todo un programa de vida que quiere reavivar en nosotros nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor. Nos hace renovar la certeza de que Dios es el único que no pasa y que no falla nunca y que siempre nos ofrece su amor, su bondad, su ternura, su ayuda incondicional...
El primer domingo de Adviento es el mismo Jesús quién nos invita a “velar” y a estar atentos para reconocerlo en nuestra vida, en nuestro día a día, en los acontecimientos que nos rodean y en la persona de los otros. Después, a lo largo de las otras dos semanas, se nos animará a “preparar los caminos del Señor” y a “allanar sus senderos”. Abrámosle nuestro corazón, toda nuestra vida con disponibilidad, y abrámonos también a las personas que nos rodean, atentos a lo que puedan necesitar de nosotros. Por último, acabaremos el Adviento contemplando a la persona de Maria, la madre de Jesús. Ella, que es quien supo de verdad velar y preparar los caminos del Señor es la muchacha que pronuncia su sí incondicional a Dios, sin poner impedimentos ni obstáculos a lo que Él le estaba pidiendo. Maria nos puede ayudar a recorrer el camino del Adviento con sus mismas actitudes.
El primer domingo de Adviento empieza el Año dedicado a nivel mundial a la Vida Consagrada, una celebración que durará hasta el 2 de febrero de 2016. Recordamos a tantos hermanos y hermanas de diferentes países, lenguas y culturas que en un momento de nuestra vida escuchamos la llamada de Dios y la seguimos. Que este año nos ayude a vivirlo con más compromiso y también con agradecimiento. Que todos vosotros, quienes os acercáis a estas páginas, nos ayudéis también a dar gracias con vuestro apoyo y testimonio.
¡Gozoso Adviento!

miércoles, 19 de noviembre de 2014

UNIDOS EN LA ORACIÓN



Siguiendo nuestra ruta por los diferentes pasos de la celebración de la Eucaristía, llegamos a la oración universal, inmediatamente después de recitar juntos el Credo.
La oración universal tiene el objetivo de tener en cuenta los anhelos, los deseos, las necesidades, las alegrías, las dificultades... de todos los hermanos y hermanas del mundo y de presentarlas ante Dios. Él, que nos conoce y nos ama mucho más de lo que podemos pedir y entender, sabe qué es lo que hay en el corazón de cada una de las personas y lo que es mejor para nosotros. Pero, en la celebración de la Eucaristía, en nombre de todos los hermanos y hermanas del mundo, y en unión con ellos, ponemos ante el Señor todo aquello por lo cual queremos orar.
Por eso en la oración entran todas las realidades que nos rodean: nuestro mundo, la sociedad donde nos encontramos inmersos, la Iglesia, las personas que conocemos y que no conocemos, nosotros mismos...
Es un momento en que, junto con toda la asamblea reunida, oramos juntos por todo y por todo el mundo, con la certeza de que somos escuchados por Dios y que Él siempre actúa con amor y bondad.

Con la oración universal concluye la primera parte de la Eucaristía: la liturgia de la Palabra. Después del paréntesis del tiempo de Adviento y Navidad, seguiremos adentrándonos en la celebración con el comentario de la segunda parte: la liturgia de la Eucaristía. ¡Os  esperamos!