Siguiendo nuestra ruta
por los diferentes pasos de la celebración de la Eucaristía, llegamos a la oración
universal, inmediatamente después de recitar juntos el Credo.
La oración universal
tiene el objetivo de tener en cuenta los anhelos, los deseos, las necesidades,
las alegrías, las dificultades... de todos los hermanos y hermanas del mundo y
de presentarlas ante Dios. Él, que nos conoce y nos ama mucho más de lo que
podemos pedir y entender, sabe qué es lo que hay en el corazón de cada una de
las personas y lo que es mejor para nosotros. Pero, en la celebración de la
Eucaristía, en nombre de todos los hermanos y hermanas del mundo, y en unión
con ellos, ponemos ante el Señor todo aquello por lo cual queremos orar.
Por eso en la oración
entran todas las realidades que nos rodean: nuestro mundo, la sociedad donde
nos encontramos inmersos, la Iglesia, las personas que conocemos y que no
conocemos, nosotros mismos...
Es un momento en que,
junto con toda la asamblea reunida, oramos juntos por todo y por todo el mundo,
con la certeza de que somos escuchados por Dios y que Él siempre actúa con amor
y bondad.
Con la oración universal
concluye la primera parte de la Eucaristía: la liturgia de la Palabra. Después
del paréntesis del tiempo de Adviento y Navidad, seguiremos adentrándonos en la
celebración con el comentario de la segunda parte: la liturgia de la
Eucaristía. ¡Os esperamos!
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