martes, 6 de julio de 2010

CLARA Y LA IGLESIA


La última vez hablábamos de la relación filial de Francisco con respecto a la Iglesia. Clara vive la misma obediencia a la Iglesia que él. Clara y sus hermanas del monasterio de san Damián viven en nombre de la Iglesia y de todos los hermanos del mundo en su vida sencilla de oración, de fraternidad y de trabajo.
Clara no desobedeció a la Iglesia, pero presionó al Papa con el fin de conseguir la confirmación y aprobación de su estilo de vida. Al Santo Padre le parecía demasiado dura y rigurosa la vida que llevaban Clara y sus hermanas, por ello dudaba en el momento de dar su autorización para vivir así, pero Clara, con constancia y sin desanimarse, consciente de que esta vida era la que Dios les pedía de llevar a cabo, no para de insistir porque les sea confirmado por la Iglesia su estilo de vida evangélica. Y finalmente así lo consiguió.
Francisco y Clara, cuando se refieren a la Iglesia, no tienen en cuenta tan sólo a la jerarquía sino a todos los miembros entendidos como Cuerpo de Cristo. Viven en comunión con todo el Pueblo de Dios, se sienten miembros vivos de este Pueblo y servidores de esta Iglesia que ellos tanto quieren; desean ser en el mundo miembros de una Iglesia dinámica y abierta, que hace una opción por los pobres distanciándose de toda clase de poder y de dominio. Y a la vez, la Iglesia jerárquica admira a Francisco y a Clara y confía en su testimonio de vida.
Nos puede ayudar preguntarnos si nos sentimos de verdad miembros de la Iglesia. ¿Qué entendemos por Iglesia? ¿Qué cosas positivas o negativas le atribuimos? ¿Cómo podemos vivir siendo miembros vivos de la Iglesia?

1 comentario:

  1. que nos pueden decir sobre su territorio y expansión?

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