viernes, 2 de mayo de 2014

A NUESTRO LADO



Vamos penetrando en el tiempo pascual y, en este tercer domingo, la Iglesia nos invita a escuchar y a reflexionar este admirable texto del evangelista san Lucas.  

Jesús se hace compañero de camino de los dos discípulos que se dirigen hacia Emaús tristes, desesperanzados y desanimados por la muerte de Jesús. Jesús mismo “se puso a caminar con ellos”. Los acompaña en su itinerario y los invita a hablar, a compartir con Él su tristeza, sus dudas, su desesperanza…
Los dos discípulos están ofuscados y desorientados y Jesús empieza a explicarles las Escrituras para iluminar su oscuridad. Los dos se abren plenamente a la Palabra explicada por Él y, poco a poco, las tinieblas y las dudas de su corazón se van disipando e iluminando.

Cuando parte el pan, los discípulos lo reconocen. No pueden esperar más y se van en aquel mismo momento a comunicar a los demás discípulos que se han encontrado con el Señor Resucitado. Para ellos, su encuentro con Jesús por medio de la Palabra y de la Eucaristía ha sido fuente de gozo y de alegría, y ha devuelto la paz a sus corazones. No pueden hacer otra cosa que anunciarlo a los hermanos y ser testigos convencidos y entusiastas. Muchas veces avanzamos a ciegas en nuestro camino; el desánimo y la confusión se ponen a nuestro lado pero, ante ello, tenemos que pensar que ha sido Jesús quien se ha puesto a nuestro lado mucho antes y se ha hecho nuestro compañero de camino. Como los dos discípulos, hemos de hacer el esfuerzo de abrir los ojos y el corazón a su Palabra y, con toda seguridad, lo podremos reconocer en los Sacramentos y en los hermanos.
Con esta actitud de apertura y de disponibilidad, vayamos recorriendo el camino pascual.

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