viernes, 9 de mayo de 2014

UN PASTOR QUE DA VIDA



Nos encontramos en el IV domingo de Pascua, un domingo en que el evangelio siempre nos presenta la imagen de Jesús como Pastor. Jesús se aplica a si mismo estas imágenes para manifestarnos cuál es su voluntad y deseo: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”.
Jesús nos ofrece su Vida: quiere que participemos de su amor preferencial al Padre, a los hermanos, a la Palabra; quiere que vivamos en su paz, en su gozo, servicio, plenitud... Jesús es quien nos ofrece todo esto. Para acceder ya sabemos el camino: acoger a Jesús en la Palabra escuchada y reflexionada en la oración; acogerlo y amarlo en la celebración viva de los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía; acogerlo y amarlo en el servicio a los hermanos.
“Llama a sus ovejas por sus nombres”. Este versículo nos debería dar siempre una gran confianza y alegría. Jesucristo nos conoce personalmente a cada uno de nosotros, nos conoce tal y como somos y nos ama, con nuestras debilidades y errores y con nuestro deseo de crecer y de mejorar. Y él, buen Pastor, no se cansa de llamarnos a la Vida.
Sea cual sea nuestro lugar, intentemos escuchar y seguir los pasos de nuestro Pastor, que nos precede y os ama entrañablemente. Sigamos penetrando en el tiempo pascual con la certeza de que Jesús nos acompaña siempre.

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