viernes, 6 de junio de 2014

NUESTRA FUERZA



Hemos llegado al final de nuestro itinerario. Hemos recorrido los cuarenta días de Cuaresma y, después, los cincuenta días de Pascua. A lo largo de todas estas semanas, hemos intentado abrirnos, día tras día, a lo que Dios nos quería comunicar por medio de su Palabra.   
Con el domingo de Pentecostés se cierra este hermoso tiempo pascual. En el evangelio de hoy vemos a los apóstoles reunidos, Jesús vivo se hace presente en medio de ellos y les dice: “Recibid el Espíritu Santo”. El Espíritu Santo es quien nos guía en nuestro camino hacia Dios; es la fuerza que nos empuja a superar los obstáculos para mantenernos fieles al Evangelio; es quien hace renacer en nosotros la ilusión y el deseo de seguir eligiendo a Jesús cada día a pesar del desaliento o el cansancio; es quien nos ayuda a perdonar, servir, amar a los demás; es quien nos va iluminando la persona de Jesús y nos impulsa a darlo a conocer a nuestros hermanos. El Espíritu Santo puede renovar y transformar profundamente nuestras vidas. Por esto Jesús dice a los discípulos y también a nosotros: “Recibid el Espíritu Santo”. Recibidlo, abríos a Él, acogedlo, sed dóciles a su luz, dejaos conducir por Él.
Que la alegría y el gozo de todo este tiempo pascual estén presentes en cada uno de nosotros, no sólo estos días sino siempre.
Abiertos al Espíritu, sigamos nuestro camino como creyentes y seguidores de Jesucristo.

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