Una vez expresada nuestra fe en Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo,
el Credo afirma nuestra fe en la Iglesia. La Iglesia es la asamblea de todos os
creyentes, de todos los que queremos seguir a Jesucristo y vivir el evangelio
con carisma y estilos diferentes.
Muchas veces, cuando hablamos de Iglesia, pensamos en la iglesia
jerárquica, en las personas humanas que tienen diferentes responsabilidades y
de las cuales sólo vemos sus limitaciones y sus defectos. No podemos olvidar
que la Iglesia la formamos personas de carne y hueso que nos equivocamos y
fallamos muchas veces. Pero, por encima de todo, tenemos que ver que la
Iglesia, nacida a partir de la Resurrección de Jesús, es una comunidad que va avanzando
poco a poco precedida por su Pastor e impulsada por el Espíritu Santo. También
es cierto que, en el seno de la Iglesia, encontramos el testimonio de muchos
hermanos y hermanas que viven este camino de fe con una gran entrega a Dios y a
los demás; su ejemlo nos tiene que impulsar a nosotros a seguir adelante.
La Iglesia es la comunidad donde compartimos nuestra fe, donde la
celebramos y la hacemos crecer. La Iglesia nos da los instrumentos para que
esto sea así: los Sacramentos, la reflexión de la Palabra, las personas que
comparten con nosotros el mismo ideal.
Creer
en la Iglesia es amarla, es colaborar con ella, es respetarla y ser conscientes
que formamos parte de esta gran comunidad que avanza hacia un mismo horizonte.
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