
La voluntad de Jesús, su deseo más vivo es que nos amemos como él nos ha amado. Jesús no nos pide que amemos de cualquier manera sino a su estilo, siguiendo sus pasos: sirviendo, perdonando, acompañando, llevando paz y alegría, comprendiendo, acogiendo... amando incondicionalmente, sin esperar nada.
No es fácil amar así pero Jesús está Vivo, está en nosotros y nos ofrece su ayuda y su mirada –siempre nueva- hacia los hermanos. Jesús no es sólo un maestro que enseña y se queda al margen; es el Maestro que acompaña a cada uno de sus discípulos, a todos nosotros, que queremos vivir su mandato-deseo.
Hoy, que no es fácil anunciar a Jesús, tenemos una manera sencilla y práctica de hacerlo: “En esto reconocerán todos que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros”.
Hagamos presente a Jesús, anunciémosle por medio del amor que manifestamos a todo aquel que nos trate; que todo aquel que se cruce con nosotros en el camino de la vida pueda decir: “mira como ama, ¡es un discípulo de Jesús!”. Vivamos así y cada día será Pascua en nuestra vida.