Sigamos adentrándonos en
este momento central de la celebración, un momento en que nos hace falta la luz
del Espíritu para poder captar algún aspecto de la tensión emocional de Jesús.
Para las personas de
aquella cultura, la sangre era la misma vida. Con esta visión tenemos que
intentar entender la intencionalidad de Jesús: quiere darnos su propia vida para
que vivamos tal como Él vivió: sirviendo, amando, perdonando, entregándose
hasta el extremo...
Siempre que actualizamos
el Misterio pascual, quedamos renovados y perdonados y más comprometidos a
vivir tal como Jesús vivió. Su acción transformadora nos renueva y nos capacita
para hacerse presente a los demás a través nuestro ya que, desde el Calvario,
Jesús se convierte en perdón universal renovando a cada persona y al mundo
entero. Este es el deseo profundo de Jesús: que sus mismas actitudes se
actualicen en cada uno de nosotros y que se hagan presentes en todo el mundo.
Intentemos ser
conscientes de ello cada vez que nos acercamos a celebrar el sacramento de la
Eucaristía.
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