Con el domingo de Pentecostés, llegamos al final de este tiempo pascual. En este domingo, el evangelio nos presenta a Jesús ofreciéndonos su Espíritu, no tan sólo un día ni en una ocasión muy especial, sino siempre. Sólo hace falta que cada uno de nosotros nos abramos a este gran don, que nos tiene que acompañar día tras día en nuestro caminar hacia Dios.
La vivencia de este tiempo pascual, que estamos a
punto de terminar, nos ha de estimular a seguir viviendo abiertos al Espíritu
del Señor, a su amor, a su comprensión, a su ternura, a su amistad...
Continuemos con este ánimo en nuestro seguimiento de
Jesucristo, sea cuál sea el lugar donde nos encontremos.
¡Gozoso domingo de Pentecostés!
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