miércoles, 31 de julio de 2013

CREER EN EL ESPÍRITU



Después de mencionar a la persona de Jesús, nos encontramos con la confesión del Espíritu Santo. Para nosotros, el Dios en quien creemos es un Dios trinitario: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Si lo queremos entender según nuestros criterios, es un misterio que nunca podremos captar. En cambio, si lo miramos desde los ojos de la fe, nos daremos cuenta como, en realidad, este misterio es un misterio de amor. El Padre nos ama con amor entrañable y con una ternura infinita. Jesús nos ha revelado quien es este Padre amoroso y cercano que se complace en cada uno de sus hijos e hijas. Él mismo nos enseña cómo debemos tratarlo y abrirnos a su amor. Y el Espíritu es aquel que siempre está actuando en nosotros, que nos da la fuerza y la luz para vivir nuestra fe, que nos acompaña en nuestro caminar, a pesar de las dificultades y los tropiezos que encontramos por el camino. El Espíritu es el don que Jesús y el Padre nos hacen para que no nos encontremos solos y para que tengamos un compañero de camino que nos acompañe siempre.
Nuestra fe es poner nuestra seguridad y confianza en este Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que sabemos que nunca nos fallará.

viernes, 19 de julio de 2013

JESÚS, NUESTRO SEÑOR



Damos un paso más en nuestra confesión de fe: creer en Jesucristo. El Credo afirma, en segundo lugar, nuestra fe en la persona de Jesús. Y, a partir de aquí sintetiza lo más importante de nuestra fe en Él: se hizo como uno de nosotros y, después de su paso por la tierra haciendo el bien a todo el mundo, fue crucificado y resucitó. Intentaremos ir profundizando en cada una de estas afirmaciones.
Lo primero que se nos dice de Jesús en el Credo es que es Hijo del Padre y también Señor nuestro. Creer en Jesús es reconocerlo como este Hijo que el Padre ha dado al mundo, como su don más preciado y valioso, para que fuera de verdad “Nuestro Señor”, nuestro compañero de camino, nuestro amigo, aquel que siempre está a nuestro lado, compartiendo nuestra misma vida y nuestra propia existencia.
Jesús es “Señor” nuestro, no como aquel que quiere imponer, dominar o ejercer su poder, sino como aquel que quiere orientar nuestras vidas hacia la plenitud y hacia la felicidad plena. Si ponemos de verdad nuestra fe en Jesús, dejaremos que sea Él quien dirija nuestras vidas buscando siempre lo mejor para nosotros; dejaremos que sea nuestro “Señor” y no querremos vivir bajo el dominio de ninguna otra realidad.

jueves, 4 de julio de 2013

EN EL AÑO DE LA FE



Después de unas semanas de ausencia, volvemos a retomar nuestro blog con un nuevo tema.
Todos sabemos que nos encontramos inmersos en el año de la fe, un año a lo largo del cual somos invitados a profundizar en nuestra fe, a valorarla, a hacerla crecer, a dar gracias por este don. El año de la fe se empezó a celebrar el mes de octubre de 2012 y se clausurará en noviembre de 2013, en el día de la fiesta de Cristo Rey.
A lo largo de estos meses que faltan para terminar este año, os invitamos a hacer un recorrido por los fundamentos de nuestra fe, intentando profundizar en cada una de las afirmaciones del Credo, y poder darnos cuenta de lo que significa vivir como creyentes.
Nuestra confesión de fe empieza así: “Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra”. Creo en un Dios, Paro todopoderoso, creador del cielo y de la tierra”. El Dios en quien creemos es Padre, Hijo y Espíritu Santo, un Misterio que nunca acabaremos de comprender del todo. Creer en Dios como Padre significa ser cada vez más conscientes de que Dios nos ama verdaderamente como un Padre, nos ofrece siempre su amor, su bondad, su ternura... Nos trata y nos valora como verdaderos hijos e hijas. Un Padre, además, que ha puesto todas las maravillas de la creación a nuestras manos para que, a través d’ella, sepamos ver y contemplar su propia belleza. Creer en Dios es ver lo y tratarlo como Padre, como Aquel al cual siempre podemos acudir, en quien siempre podemos esperar porque su ilusión y su deseo es que nosotros mismos nos reconozcamos como sus hijos e hijas. Intentemos vivir esta realidad que puede llenar de gozo nuestra vida.