jueves, 30 de diciembre de 2010

MARÍA, MADRE DE DIOS

Nos encontramos de lleno en el tiempo de Navidad y, en el comienzo de este nuevo año, la Iglesia nos presenta la figura de Maria en toda su grandeza: es la Madre de Dios.
En la Anunciación, María dijo sí a Dios, a la Palabra, que se encarnó en ella, y hoy la contemplamos presentando su Hijo a todos los que se le acercan.
El evangelio nos habla de los pastores, sólo ellos visitan a Jesús niño. Los pastores son los sencillos y los humildes de corazón, los pobres de espíritu, los abiertos y atentos a Dios desde su pequeñez. Sólo ellos pueden creer, reconocer la grandeza de aquel niño y anunciarlo con alegría.
Es necesario que también nosotros nos acerquemos a la Palabra encarnada, a Jesús, con simplicidad y sencillez, como los pastores, y dejemos que nos muestre la grandeza del misterio de Navidad.
El evangelio nos dice que “María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. Este es uno de los rasgos más significativos de la personalidad de María. Era una muchacha reflexiva, de una gran capacidad de interioridad. María guardaba y meditaba en su interior todo aquello que procedía de Dios.
Que estos días de gozo y de fiesta sepamos, como María, entrar en nuestro interior para acoger, contemplar y dejarnos amar por la Palabra. Esta será una de las mejores maneras de empezar el nuevo año.

2 comentarios:

  1. ¡Venga tu Reino!

    Estimadas en Cristo, Hnas. Clarisas:

    Debéis seguro de estar en íntima unión con Cristo, vosotras sois de clausura, pero el apostolado que tenéis es tan abundante.. eh visto tantas almas recorrer a Ustedes, que esto demuestra que "más vale el orar que el mover".

    Quisiera hacerles una pregunta, si me podéis responder os agradecería muchísimo:

    ¿Qué es lo más importante de la Vida Contemplativa, lo mejor, lo que más llena el alma, lo que más la atrae hacia ella?.

    Bien, seguro que San Francisco y Santa Clara están orgullosos de las hijas que tienen!.

    El ejemplo arrastra más que mil palabras, y es cierto.

    En Cristo y María Santísima,

    María.

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  2. Apreciada María:
    La respuesta de la pregunta que nos planteas es para responder largamente pero intentamos hacerlo en este breve espacio que nos permite el blog.
    Lo más importante, lo que llena de la vida contemplativa es sin duda la vida de oraciòn, de estrecha relación con el Señor, teniendo en cuenta que es un camino que se va haciendo progresivamente, con la fidelidad de cada día. Y podemos decirte también que está la otra cara de la moneda que es comnpartir la propia vocación con otras hermanas que también han sido llamadas, la convivencia, la fraternidad (tal como la llamaban Francisco y Clara). En la vida contemplativa tenemos la certeza de que los momentos fuertes d eoración y de silencio están garantizados a lo largo del día y este es, como tú muy bien dices, nuestro apostolado.
    Esperamos haber respondido, ni que sea brevemente, a tu pregunta.
    ¡Saludos y un abrazo!

    Hermanas clarisas

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