martes, 22 de diciembre de 2015

UNA NUEVA NAVIDAD



Un año más volvemos a llegar a la celebración de la Navidad, intentando vivir con novedad su mensaje: Dios se ha hecho tan cercano que se ha hecho como uno de nosotros, asumiendo nuestra condición de personas humanas, con todas las capacidades y también con las limitaciones y las flaquezas.
Celebrar Navidad es disfrutar de la realidad de que Dios está muy cercano a nosotros, que nos ofrece todo lo que tiene, su amor, su bondad, su ternura, su protección, su ayuda, su fidelidad... hasta darse Él mismo en la persona de su Hijo Jesucristo.
Celebrar Navidad es tener la certeza de que Dios se ha hecho para siempre nuestro compañero de camino, que está siempre a nuestro lado y que nos invita incansablemente a hacer nuestra ruta con Él.
Celebrar Navidad es anunciar a los demás, con nuestra vida, este mensaje. Que sepamos acoger, comprender, amar, perdonar, llevar paz y alegría a todas aquellas personas que nos rodean para que, a través nuestro, puedan descubrir a este Dios que es realmente Dios con nosotros.
¡Feliz y gozosa Navidad a todas aquellas personas que os acercáis a estas páginas!

viernes, 27 de noviembre de 2015

ADVIENTO: ALEGRÍA Y ESPERANZA



Un año más estamos a punto de empezar el tiempo de Adviento. Estas cuatro semanas que, además, de invitarnos a celebrar con novedad la cercana Navidad, nos quieren ayudar a reflexionar sobre nuestra propia vida.
Día a día nos vamos acercando a nuestro encuentro definitivo con aquel a quien seguimos, sea cual sea nuestra situación y nuestra opción. El tiempo de Adviento nos invita a tener presentes unas determinadas actitudes en nuestro caminar. Domingo tras domingo, los textos del evangelio nos lo recordarán.
Jesús, aquel quien celebraremos los días de Navidad como el don que el Padre nos hace, nos invita a velar, a estar atentos, a no despistarnos, a pesar de todas las voces que en nuestro entorno nos ofrecen tantas y tantas cosas que no podrán llenar nunca nuestra sed de infinito.
También veremos como Juan Bautista nos animará a abrir los caminos del Señor, a dejarlo entrar en nuestra vida y a ayudar a los demás a encontrarlo.
Finalmente, la excepcional figura de Maria, con su   disponible y generoso, con su entrega incondicional a los demás, con su fidelidad, es para nosotros modelo y ejemplo de seguimiento de Jesús y de abertura al proyecto de Dios.

Que este tiempo de Adviento sea de verdad una nueva oportunidad para crecer en nuestra esperanza y alegría, a fin de que podamos celebrar la próxima Navidad con el gozo que nos da saber que somos amados profundamente por Dios.

martes, 20 de octubre de 2015

EL MISTERIO DE NUESTRA FE



Poco a poco vamos avanzando en cada aspecto de la celebración de la Eucaristía, el alimento de nuestro camino.
Después del momento central de la Consagración, el sacerdote dice: “Este es el misterio de nuestra fe”. ¿Qué nos está diciendo en realidad? Con esta invitación, se nos anima a expresar que lo que tenemos en el altar bajo la apariencia del pan y del vino es Jesús mismo. Es realmente un “misterio”, una realidad escondida a nuestros ojos, y objeto de nuestra “fe”, creemos firmemente que este es Jesús.
Para reafirmarlo, la comunidad reunida responde lo siguiente: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven, Señor Jesús”.
Con esta expresión afirmamos que estamos actualizando la Muerte y la Resurrección de Jesús. Desde la fe, estamos viviendo en el mismo Calvario, en aquel supremo momento de la Muerte de Jesús, como si  estuviéramos realmente presentes. A la vez, reafirmamos la actualización de la Resurrección de Jesús con el vivo deseo de participar de Él y de su Vida.
En este momento de la celebración estamos diciendo a Jesús que se manifieste, que se deje notar, que nos penetre, que nos atraiga hacia Él.
Intentemos ser conscientes cuando celebramos la Eucaristía y que  sepamos responder con nuestro amor sincero.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

LA ENTREGA DE JESÚS Y LA NUESTRA



Con el deseo de ir penetrando todavía más en este momento central de la celebración, reflexionemos un poco más sobre la entrega de Jesús, que se actualiza cada vez que participamos en la Eucaristía. El deseo de Jesús es que su actitud se actualice y que se haga presente a todo el mundo por medio de las personas que quieren amar y entregarse tal como Él lo hizo. La entrega de Jesús es ilusionada; tiene una mirada universal; desea renovar cada persona y abrazar a todos; quiere permanecer presente en medio de todos los hombres y mujeres del mundo...
La voluntad de Jesús es que su entrega en la Eucaristía se actualice para que tengamos “vida en abundancia”, para que nos sepamos amados por Él y para que experimentemos el gozo pleno de su Resurrección.
Jesús Resucitado está presente dentro de cada uno de nosotros. Con Él seremos sus testigos; con Él no tendremos miedo de nada ni de nadie; con Él seremos instrumentos de paz y de unidad...
Si celebramos y actualizamos la radical entrega de Jesús, también nosotros nos entregaremos, con Él y como Él, a todas aquellas personas que lo necesiten.

miércoles, 5 de agosto de 2015

EL DON DE SU MISMA VIDA



Sigamos adentrándonos en este momento central de la celebración, un momento en que nos hace falta la luz del Espíritu para poder captar algún aspecto de la tensión emocional de Jesús.
Para las personas de aquella cultura, la sangre era la misma vida. Con esta visión tenemos que intentar entender la intencionalidad de Jesús: quiere darnos su propia vida para que vivamos tal como Él vivió: sirviendo, amando, perdonando, entregándose hasta el extremo...
Siempre que actualizamos el Misterio pascual, quedamos renovados y perdonados y más comprometidos a vivir tal como Jesús vivió. Su acción transformadora nos renueva y nos capacita para hacerse presente a los demás a través nuestro ya que, desde el Calvario, Jesús se convierte en perdón universal renovando a cada persona y al mundo entero. Este es el deseo profundo de Jesús: que sus mismas actitudes se actualicen en cada uno de nosotros y que se hagan presentes en todo el mundo.
Intentemos ser conscientes de ello cada vez que nos acercamos a celebrar el sacramento de la Eucaristía.