Después de recorrer los cuatro domingos de Adviento,
hemos llegado a la celebración gozosa de la Navidad. Si a lo largo de estas
últimas semanas hemos intentado hacer nuestras las actitudes del evangelio:
velar, abrir los caminos, conversión, docilidad... podremos celebrar la Navidad
con plenitud y esto nos animará a continuar nuestro camino de fe y de
seguimiento de Jesucristo.
Los textos del evangelio de todos estos días nos quieren hacer llegar este mensaje: Dios se acerca a nosotros con tanta intensidad que se hace uno de nosotros, compartiendo lo que vivimos cada día, la fragilidad y la debilidad de nuestra condición humana y temporal.
Los textos del evangelio de todos estos días nos quieren hacer llegar este mensaje: Dios se acerca a nosotros con tanta intensidad que se hace uno de nosotros, compartiendo lo que vivimos cada día, la fragilidad y la debilidad de nuestra condición humana y temporal.
Intentemos contemplar este Misterio de la Navidad
con unos ojos nuevos, abiertos y sencillos. El Jesús que estos días vemos como
un niño es el mismo Jesús que escuchamos en el evangelio, el mismo Jesús que
recibimos en la Eucaristía, el mismo que se encuentra en los hermanos y hermanas,
el mismo que se hace presente en lo más íntimo de nuestra persona. Que, a lo
largo de estas fiestas, experimentemos de verdad que Dios está con nosotros y
lo sepamos transmitir con nuestra vida.
De todo corazón, deseamos unas FELICES NAVIDADES a
todos aquellos y aquellas que nos acompañáis a través de estas páginas. Que la
Luz de la Navidad ilumine siempre nuestras vidas.