sábado, 16 de febrero de 2013

CAMINANDO POR EL DESIERTO



Un año más nos volvemos a encontrar en el tiempo de Cuaresma, don e invitación de Dios y de la Iglesia para vivir más intensamente estas semanas, que nos harán llegar a la alegría desbordante de la Pascua.
Como los otros años, os invitamos a recorrer con nosotras el camino cuaresmal por medio de los textos del evangelio de cada domingo. Su lectura y su reflexión nos pueden ayudar a acercarnos un poco más a la persona de Jesús.

En este primer domingo, contemplamos a Jesús en el desierto, antes de empezar su misión por los caminos de Galilea: “El Espíritu Santo lo llevó al desierto”. El desierto es símbolo de encuentro y de intimidad con Dios, por su soledad, por su silencio, por su aislamiento. Jesús se dirige al desierto y allá tiene que enfrentarse con todo aquello que quiere apartarlo de hacer lo que el Padre le pide (“fue tentado”). Gracias a su relación fuerte con el Padre, a la búsqueda constante de su voluntad, Jesús rechaza todo aquello que lo quiere desviar de su camino y, con la ayuda de la Palabra de Dios, sigue adelante en su misión.
A nosotros nos pasa, muy a menudo, lo mismo. Escuchamos muchas voces que nos quieren alejar de hacer lo que agrada a Dios, que nos apartan del servicio y de la entrega a los demás. Nos hace falta buscar momentos de “desierto” en nuestra vida de cada día con el fin de abrirnos a la Palabra de Dios y de continuar caminando con la convicción de que somos seguidores de Jesús y que debemos vivir consecuentes con lo que creemos.
Esta Cuaresma puede ser una oportunidad de “desierto” para cada uno de nosotros, una ocasión de poder detenernos para reflexionar, para orar y poder llegar con convicción a la celebración de la Pascua.

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