miércoles, 5 de enero de 2011

"ESTE ES MI HIJO, EL AMADO"

Con el domingo del Bautismo del Señor acabamos este hermoso tiempo de Navidad, dos semanas a lo largo de las cuales hemos podido contemplar, con diferentes matices, el Misterio de Jesús hecho hombre, la grandeza de la proximidad de Dios hacia nosotros hasta hacerse uno de nosotros. Hoy, el evangelio, para cerrar estos días, nos presenta el bautismo de Jesús en el río Jordán. Muchas personas se acercaban a Juan Bautista para hacerse bautizar; no era un bautismo como el que entendemos ahora nosotros sino un bautismo penitencial, es decir, una manera de reconocer las propias infidelidades y debilidades ante Dios y de pedir perdón. El bautismo de Juan tenía este cariz de penitencia, de perdón de los pecados. Por esto todavía es más admirable y sorprendente que sea Jesús, aquel que siempre fue fiel a Dios, hizo su voluntad y siguió sus caminos, quien se presente para ser bautizado. Por esto Juan exclama: “¿Y tú acudes a mí?”. Jesús se ha identificado tanto con la persona humana que quiere abajarse hasta el extremo; él, que nunca cometió ninguna infidelidad, pide, como los hombres y mujeres de su tiempos, el bautismo de Juan. Con el bautismo se inicia la vida pública de Jesús, a partir de ahora empezará a recorrer los caminos de Galilea anunciando el Reino de Dios y proclamando el amor del Padre hacia nosotros.
Este año, con la ayuda del evangelista san Mateo, iremos contemplando domingo tras domingo, los pasos de Jesús. El texto de hoy nos estimula a ello: “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto”. Permanezcamos abiertos a su mensaje y a su Palabra.

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