jueves, 16 de mayo de 2013

LA LUZ DEL ESPÍRITU



Con el domingo de Pentecostés terminamos el tiempo pascual, cincuenta días a lo largo de los cuales hemos tenido la oportunidad de contemplar y de adentrarnos un poco más en el núcleo y el centro de nuestra fe: Jesús Resucitado. Si bien es cierto que Él está siempre presente entre nosotros y en cada uno de nosotros, necesitamos unos días que nos lo hagan vivir de una manera más intensa para poder seguir nuestro camino como creyentes con más entusiasmo, con más fuerza y más esperanza.
Lo mismo pasa con el domingo de Pentecostés. El Espíritu del Señor es nuestro fiel compañero de camino. El Espíritu es quien nos guía, quien nos protege, quien nos ayuda, quien nos defiende, quien nos hace comprensible la Palabra, quien nos ilumina y nos empuja a vivir testimoniando nuestra fe. Pero este domingo nos lo quiere hacer recordar de una manera más viva y más intensa. El evangelio nos dice claramente que el Espíritu es un don que Jesús otorga a sus discípulos y, por lo tanto, a cada uno de nosotros. Sólo hace falta que lo aceptamos y que nos abramos con el fin de que sea Él quien trabaje en nosotros, y vaya ayudándonos a crecer en nuestra vida de fe y de seguimiento de Jesucristo.
Que este domingo nos ayude a vivirlo de una forma más plena y que el Espíritu del Señor Resucitado llene de su luz nuestras vidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario