viernes, 24 de mayo de 2013

LA FUENTE DEL AMOR



Después del domingo de Pentecostés, llega el domingo de la Trinidad, una fiesta en que la Iglesia nos invita a contemplar y a penetrar un poco más en el Dios en quien creemos: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es como si, después de haber vivido toda la cincuentena pascual, se quisiera resumir en un solo domingo el núcleo central de nuestra fe.
Dios no ha querido ser un Dios solitario ni individual, es un Dios en comunión, fuente de amor, de ternura, de paz, de perdón... Dios es para nosotros un Padre, que cuida de nosotros y nos ama como hijos. Dios es para nosotros el Hijo que ha compartido nuestra misma vida, que nos ha amado hasta el extremo de dar su vida y que nos está ofreciendo continuamente su amistad. Y Dios es para nosotros el Espíritu que nos infunde su fuerza, su luz y que camina a nuestro lado.  
El domingo de la Trinidad es el día en que se recuerda a los hermanos y hermanas de vida contemplativa, a todas aquellas personas que, como nosotras, dedicamos nuestra vida a Dios desde la oración y el silencio con el fin de poder llegar a todo el mundo.
Que este domingo nos ayude a ser más conscientes del Dios en quien creemos y a celebrar el amor que diariamente derrama en nosotros.

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