Con la imagen del pastor, el evangelista nos ofrece un mensaje bien
claro: Jesús, igual que un pastor responsable y amante de su tarea, conoce,
tiene cura, protege, alimenta, ama... a cada una de sus ovejas, hasta el punto
de dar la vida por ellas. Para el pastor, cada oveja es diferente y única,
irrepetible y singular. Así nos mira Jesús: cada uno de nosotros tenemos un valor
único e inigualable a sus ojos.
Pero también las ovejas reconocen quién es su pastor y responden con alegría
y disponibilidad a su voz.
Dejemos que Jesús cuide de nosotros como el pastor con sus ovejas
y, a la vez, démosle nuestra respuesta
generosa.
¿Qué pastor encontraríamos como este?
¿Qué pastor encontraríamos como este?
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