sábado, 10 de octubre de 2009

LA POBREZA


Hemos ido viendo como san Francisco y santa Clara hicieron una opción de vivir según el evangelio. Conociendo y mirando a Jesús en sus palabras y acciones, se dieron cuenta de la preferencia de Jesús hacia los más pequeños y débiles, hacia los que la sociedad de aquel momento más rechazaba y marginaba, en definitiva, su preferencia por los pobres. Y en el evangelio vieron todavía mucho más: que el mismo Jesús vivió pobre; pobre en primer lugar de ri­quezas y bienes materiales pero, sobretodo, pobre porque quiso hacerse como uno de nosotros y renunció a todo privilegio como Dios que era.
La pobreza de Jesucristo cautiva a Francisco y a Clara y así, esta pobreza será el supremo ideal que dará sentido a toda su vida. Para ellos, la pobreza, en un momento en que la Iglesia era totalmente acomodada, no es simplemente solidarizarse con los pobres sino vivir desprendidos de todo al estilo de Jesucristo.
Ellos en la pobreza ven la libertad de aquel que no tiene obstáculos en su camino hacia Dios; es necesario usar los bienes materiales de manera que no frenen la entrega a Dios y el servicio de los hermanos. Así, Francisco y Clara y los hermanos y hermanas que pronto les seguirán, no quieren poseer nada propio, lo que tienen se ha de compartir con los más pobres y no apropiárselo para uno mismo. El estilo de vida que Francisco y Clara abrazan es el de ponerse al nivel de la gente sencilla que no tiene seguridades ni disfruta de una abundancia de bienes materiales.Hoy, en medio de un mundo que está acomodado e instalado y donde las posesiones materiales se valoran por encima de todo, las clarisas intentamos vivir una vida austera y sencilla, y compartir con los demás lo que tenemos.

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