Poco a poco vamos
avanzando en cada aspecto de la celebración de la Eucaristía, el alimento de
nuestro camino.
Después del momento
central de la Consagración, el sacerdote dice: “Este es el misterio de
nuestra fe”. ¿Qué nos está diciendo en realidad? Con esta invitación, se
nos anima a expresar que lo que tenemos en el altar bajo la apariencia del pan
y del vino es Jesús mismo. Es realmente un “misterio”, una realidad escondida a
nuestros ojos, y objeto de nuestra “fe”, creemos firmemente que este es Jesús.
Para reafirmarlo, la
comunidad reunida responde lo siguiente: “Anunciamos tu muerte, proclamamos
tu resurrección, ven, Señor Jesús”.
Con esta expresión
afirmamos que estamos actualizando la Muerte y la Resurrección de Jesús. Desde
la fe, estamos viviendo en el mismo Calvario, en aquel supremo momento de la
Muerte de Jesús, como si estuviéramos
realmente presentes. A la vez, reafirmamos la actualización de la Resurrección
de Jesús con el vivo deseo de participar de Él y de su Vida.
En este momento de la
celebración estamos diciendo a Jesús que se manifieste, que se deje notar, que
nos penetre, que nos atraiga hacia Él.
Intentemos ser conscientes cuando celebramos la
Eucaristía y que sepamos responder con
nuestro amor sincero.