viernes, 22 de febrero de 2013

ESCUCHAR A JESÚS



El pasado domingo, el texto del evangelio nos situaba en el desierto, este domingo nos sitúa en una montaña. Como el desierto, también la montaña es lugar de encuentro con Dios. La montaña nos sugiere soledad, silencio, paz, esfuerzo, tranquilidad, serenidad…
Unos días antes de su Pasión y muerte, Jesús lleva a los discípulos a orar en la cima de una montaña y les deja entrever algo de su persona. Es la última etapa de camino antes de llegar al Calvario y Jesús quiere infundir ánimo y esperanza a quienes lo siguen hace tiempo de una forma incondicional. Los discípulos, en la cima de la montaña, reciben una invitación y un compromiso: “Este es mi hijo, el escogido, escuchadle·.
Nosotros podemos situarnos, en este domingo, en el lugar de estos tres discípulos; también somos invitados a escuchar a Jesús, a estar atentos a su Palabra, reflexionándola y haciéndola oración. De esta forma, como Pedro, Jaime y Juan, podremos acercarnos de una manera más íntima, personal y única a la persona de Jesús y darlo a conocer a los demás con nuestra vida.
Sigamos el camino cuaresmal con esta actitud de silencio y de escucha.

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