Nos dice el evangelista Lucas que “Y sucedió que, estando él orando en cierto
lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: - Señor, enséñanos a
orar” (Lc 1,11). Y Jesús empezó
su enseñanza con la oración del Padre nuestro.
El Padre nuestro, tantas veces recitado, no es
solamente una oración para dirigirnos a Dios, es todo un programa de vida que
nos enseña cómo dirigirnos a Dios como Padre, y en comunión con los demás.
Jesús la enseñó a sus discípulos, no para ser
repetida de una forma mecánica y rutinaria, sino para que se hicieran suyas las
actitudes y sentimientos que el texto de esta oración entraña.
En las próximas entradas de nuestro blog, os
proponemos adentrarnos poco a poco en esta oración que tantas veces decimos y
oímos, con el fin de aprender, también nosotros, a orar al estilo de Jesús. Acerquémonos
a Él con la misma actitud de los discípulos, con el deseo de aquella persona
que quiere aprender a orar teniendo como modelo el gran orante por excelencia.
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