viernes, 30 de septiembre de 2011

UNA INVITACIÓN A LA ORACIÓN


Con Clara podemos aprender a hacer oración, podemos aproximarnos a Dios tal como ella lo hacía. Clara es una mujer de oración, de una oración profunda y viva. No nos dejó un método estructurado de oración pero, por medio de las cartas que dirigió a su amiga Inés podemos intuir cómo fue su experiencia y nos damos cuenta de que Clara mantuvo una relación muy íntima y profunda con Dios. Fruto de su experiencia, Clara escribe: “Observa, considera y contempla con deseo de imitación a tu Esposo”.

“Observa”: Clara invita a Inés a mirar, a poner la atención, a observar con detenimiento a Jesucristo mediante un texto del evangelio. No se trata de dar una simple ojeada sino de detenernos y observar con toda la atención a Jesucristo, sus palabras, sus actitudes, su manera de actuar…

“Considera”: Clara no quiere que seamos simples “espectadores” del evangelio sino que nos impliquemos; por ello insta a su amiga a considerar, es decir, a reflexionar, a tomar conciencia de que aquellas palabras y gestos de Jesús también van dirigidas a ella. Quiere, además, que contraste las actitudes que ve en Jesucristo con las suyas.

“Contempla”: Clara habla desde su experiencia y, cuando invita a contemplar a Jesucristo, tras “mirarlo y considerarlo”, está diciendo a su amiga y a nosotros: abríos a Él, dejaos amar, acoger, renovar por Él, elegidlo, vivid vuestra vida con Él…

Si releemos las palabras de Clara nos damos cuenta de que usa estos tres verbos –observar, considerar y contemplar- con una finalidad: “con deseo de imitación”, con el deseo de seguirlo, diríamos hoy. Para Clara no es posible que una persona que haya descubierto cómo es querida y valorada por Jesucristo pueda continuar viviendo sin centrar su vida en Él, sin amarle y seguirle. Hagámonos nuestra la invitación de Clara y adentrémonos también nosotros en la oración y, como ella, encontraremos el tesoro que da sentido y gozo a nuestra vida y existencia.

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