jueves, 9 de junio de 2011

LA FUERZA EN NUESTRO CAMINO


Con el domingo de Pentecostés se cierra este hermoso tiempo pascual. A lo largo de cincuenta días hemos podido profundizar en el Misterio de la Resurrección de Jesús. A pesar de todo, cada vez que celebramos la Eucaristía, celebramos Pascua y el mismo Jesús resucitado se hace presente. En la fiesta de Pentecostés, la Iglesia nos invita a poner nuestra mirada y atención en la persona del Espíritu Santo. A veces parece que el Espíritu Santo es el gran desconocido en nuestras vidas, la solemnidad de hoy nos invita a tenerlo presente y a hacerlo cercano a nosotros como el motor que nos empuja y nos alienta en nuestro camino hacia Dios y los hermanos. En el evangelio de hoy vemos a los apóstoles reunidos, Jesús vivo se hace presente en medio de ellos y les dice: “Recibid el Espíritu Santo”. El Espíritu Santo es quien nos guía, especialmente a través de la Palabra, en nuestro camino hacia Dios; es la fuerza que nos empuja a superar los obstáculos para mantenernos fieles al Evangelio; es quien hace renacer en nosotros la ilusión y el deseo de seguir eligiendo a Jesús cada día a pesar del desaliento o el cansancio; es quien nos ayuda a perdonar, servir, amar a los demás; es quien nos va iluminando la persona de Jesús y nos impulsa a darlo a conocer a nuestros hermanos. El Espíritu Santo puede renovar y transformar profundamente nuestras vidas. Por esto Jesús dice a los discípulos y también a nosotros: “Recibid el Espíritu Santo”. Recibidlo, abríos a Él, acogedlo, sed dóciles a su luz, dejaos conducir por Él.
Que la alegría y el gozo de todo este tiempo pascual estén presentes en cada uno de nosotros, no sólo estos días sino siempre.

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