jueves, 17 de marzo de 2011

A UNA MONTAÑA ALTA


En este segundo domingo de Cuaresma la Iglesia nos presenta el texto de la Transfiguración.
Jesús había anunciado a sus discípulas que se encaminaba hacia Jerusalén, hacia la Pasión y la Cruz, y estos se habían aterrorizado. En este contexto, Jesús toma a Pedro, Santiago y Juan y los conduce “a una montaña alta”. Jesús se lleva a los tres discípulos en un lugar solitario y silencioso porque sólo en un clima de reflexión y oración lo podrán captar transfigurado. La oración personal es el camino para conocer vivencialmente a Jesús.
Las palabras del Padre no iban dirigidas sólo a Pedro, Santiago y Juan, sino también a todos nosotros que hoy leemos o escuchamos el evangelio. También a cada uno de nosotros nos dice: “Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo”.
“Este es mi Hijo, el amado”
: este es quien siempre hace mi voluntad, quien ama y perdona incansablemente, quien alienta y anima…
“Escuchadlo”: escúchalo porque te llevará por el camino de la paz, de la donación y del servicio, de la vida, de la alegría… Escúchalo y déjate guiar por él.
Con este ánimo, vamos avanzando con alegría por el camino de la Cuaresma.

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