miércoles, 30 de julio de 2014

RECIBAMOS SU PERDÓN



Damos un paso más para ir profundizando en la celebración de la Eucaristía. Después del saludo inicial, en seguida nos encontramos con el acto penitencial. Por medio de él, el sacerdote invita a los fieles a pedir perdón a Dios de todas las cosas que, en un momento u otro, nos han apartado de Él y de los hermanos y hermanas. Por lo tanto, hay que despertar en nosotros el deseo de ser mejores, de ser más conscientes hijos e hijas de Dios, de ser más testigos de nuestra fe, de querer amar y servir mejor a los demás... En unos breves momentos de silencio, tenemos que intentar mirarnos con la mirada de Dios, que nos perdona y nos ama entrañablemente, a la vez que acogemos su perdón y despertamos en nosotros el deseo de querer agradarle más.
El sacerdote termina el acto penitencial con unas palabras llenas de fe y de confianza: “Que Dios omnipotente tenga piedad de nosotros, nos perdone los pecados y nos lleve a la vida eterna”. Con nuestro Amén tenemos que dar una respuesta vibrante y convencida de que el perdón de Dios se hace realidad y se hace presente en nuestra vida, y con la certeza de que, con su ayuda y su fuerza, podemos ser mejores.
Este acto sencillo, breve pero profundo, nos tiene que preparar para continuar con la celebración de la Eucaristía disponiéndonos a encontrarnos verdaderamente con el Señor Vivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario