Durante cuarenta días hemos recorrido el camino de
la Cuaresma, un camino a lo largo de cual hemos intentado abrirnos más a Dios
escuchando su Palabra y dejándola resonar en nuestro interior. En estos últimos
días de la Semana Santa hemos contemplado a Jesús desde diferentes aspectos: su
entrega, su amor incondicional, su disponibilidad, el saberse poner
confiadamente en las manos del Padre... unas actitudes que sus seguidores
tenemos que intentar hacer nuestras día tras día.
Hoy contemplamos a Jesús Vivo, Resucitado, vencedor
de la muerte, de la oscuridad, de la tiniebla y de todo lo que nos desanima y
nos hace desfallecer. Jesús nos dice hoy que Él está siempre presente entre
nosotros a pesar a nuestros miedos, nuestras debilidades y nuestras dudas.
Jesús, con su resurrección, ha llenado de luz y de sentido toda nuestra vida;
con su resurrección nos dice que no hay nada que nos pueda vencer porque Él
permanece siempre vivo entre nosotros; con su resurrección nos pide que seamos
sus testigos valientes y convencidos.
Que el inmenso gozo de la Pascua nos impulse a hacer
de Jesús el centro de nuestras vidas con el convencimiento de que nunca nos
fallará.
¡Desde aquí os deseamos a todos y a todas una gozosa
Pascua!