Damos un paso más en
nuestro recurrido a través de la celebración de la Eucaristía.
Después de proclamar,
escuchar y reflexionar la Palabra, todos los fieles que participamos en la
Eucaristía somos invitados a afirmar comunitariamente nuestra fe, lo que nos
une a lo largo de la celebración y lo que nos tiene que unir los unos a los
otros en nuestra vida de cada día.
En este mismo blog
podréis encontrar el comentario de cada una de las afirmaciones del Credo que
proclamamos, como una síntesis de nuestra fe.
Es un momento en que
afirmamos, junto con toda la comunidad reunida y con el sacerdote que preside,
la Verdad revelada por Dios y enseñada por la Iglesia a lo largo de los siglos.
Recitar juntos la
profesión de fe es afirmar una vez más que creemos en un Dios que es Padre que
nos ama, que es Hijo que se ha hecho igual que uno de nosotros, y que es
Espíritu que se hace nuestro compañero de camino para siempre. Es también
aceptar de corazón todas las verdades reveladas y adherirse a ellas con nuestro
testimonio de vida. Y todo esto no lo hacemos ni lo expresamos de forma
solitaria, sino en el seno de una comunidad formada por tantas y tantas
personas que, a lo largo de todos los tiempos, han hecho y hacen el mismo
camino que nosotros: la comunidad de la Iglesia.
Cada vez que, en la
celebración de la Eucaristía, recitamos o cantamos el Credo, seamos conscientes
que compartimos con otras muchas personas la misma fe y que lo estamos
celebrando festivamente en comunidad.