viernes, 28 de marzo de 2014

JESÚS, LA LUZ VERDADERA



El evangelio de este cuarto domingo de Cuaresma nos presenta la curación del ciego de nacimiento.
Este texto es el relato de muchos momentos de nuestra propia historia. Cuántas veces, como el ciego, Jesús ha iluminado nuestra persona y nuestra vida cuando caminábamos en la duda, en la desorientación, en la oscuridad...
Y con su luz volvió a nosotros la alegría y la paz.
Hemos de tener siempre la actitud del ciego, de apertura, de humildad, de docilidad, para que el Señor pueda seguir iluminándonos.
Jesús pide al ciego: “¿Crees tú en el Hijo del hombre?”. Dejemos que en el silencio también nos lo pida a cada uno de nosotros: “¿Crees en mí?”.
La respuesta del ciego es humilde y sincera, desde lo más íntimo de su ser: “Creo, Señor”. Que nuestra respuesta, como la del ciego, nazca desde lo más profundo de nosotros; que le digamos con el corazón y la vida: “Creo en ti, Señor”.
El ciego “se postró ante Él”. Ante las obras de Dios, de sus dones, de su amor, de su bondad... reconozcámoslo, démosle gracias, amémosle, entreguémonos dichosa y confiadamente a Él.
Con este espíritu sigamos caminando por la ruta de la Cuaresma.

viernes, 21 de marzo de 2014

EL DON DE DIOS



Hemos llegado al tercer domingo de Cuaresma. Este año la Iglesia nos invita a reflexionar y a escuchar el relato del diálogo de Jesús con la mujer samaritana. Quedémonos en un pequeño fragmento de este texto tan hermoso.
Jesús mantiene un diálogo con una mujer samaritana y, con ella, también nos está hablando a nosotros. Jesús ofrece su agua a la samaritana, ella piensa que le está hablando del agua material, de la que cada día va a buscar al pozo. Jesús va mucho más allá; no nos ofrece cosas materiales sino un Don más profundo y más grande que el que podamos imaginar. Jesús dice a la mujer y a cada uno de nosotros: “Si conocieras el don de Dios”...
Lo que Dios quiere darnos es su misma persona, su amor, su ternura, su comprensión, su perdón, su amistad... Este es verdaderamente el auténtico Don de Dios: Él mismo. Esto vale mucho más que todos los dones materiales que se nos puedan ofrecer y dar. Hace falta, por parte nuestra, que lo valoremos y lo acojamos.
La samaritana, finalmente, lo entendió, creyó en Jesús y, rápidamente, fue a anunciarlo a todos.
Ojalá que también nosotros descubramos todo aquello que ya ahora nos está ofreciendo Dios y sepamos comunicarlo a las personas que tenemos alrededor. Con este espíritu, sigamos avanzando por el camino cuaresmal.

viernes, 14 de marzo de 2014

ESCUCHEMOS A JESÚS



En este segundo domingo de Cuaresma la Iglesia nos presenta el texto de la Transfiguración.
Jesús había anunciado a sus discípulos que caminaba hacia Jerusalén, hacia la Pasión y Cruz, y estos se habían sobrecogido. En este marco Jesús toma a Pedro, Santiago y Juan y se los lleva a “una montaña alta!”. Jesús conduce a los tres discípulos en un lugar solitario y silencioso porque sólo en un clima de plegaria y oración lo podrán conocer transfigurado. La oración personal es el camino para conocer vivencialmente a Jesús.
Las palabras del Padre no iban dirigidas sólo a Pedro, Santiago y Juan, sino también a todos nosotros que hoy leemos o escuchamos el evangelio. También a cada uno de nosotros nos dice: “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo”.
“Este es mi Hijo, el amado: “este es quien siempre hace mi voluntad, quien ama y perdona incansablemente, quien alienta y anima...”
“Escuchadlo”: “escúchalo porque te llevará por el camino de la paz, de la donación y del servicio, de la vida, de la alegría... Escúchalo y déjate guiar por él.  
Sigamos el camino cuaresmal dejándonos guiar por la presencia de Jesús, que siempre se encuentra a nuestro lado.

viernes, 7 de marzo de 2014

CON LA FUERZA DE LA PALABRA



Como siempre, el evangelio del primer domingo de Cuaresma nos presenta las tentaciones de Jesús. Jesús, que se ha hecho igual que uno de nosotros, experimenta en su persona todos nuestros sentimientos y nuestras debilidades, pero sin dejarse vencer por ellas. Como nosotros, Jesús encuentra en su camino obstáculos y dificultades que lo quieren apartar de Dios y de la misión que ha de llevar a cabo, pero Jesús sale vencedor con la fuerza de la Palabra. Cada vez que el mal lo quiere hacer desviar de lo que es recto, Jesús responde con la Palabra que ha reflexionado, interiorizado y vivido: “Está escrito”.

También nosotros encontramos todas estos frenos en nuestra vida y en nuestro camino como creyentes. Si la Palabra no va arraigando poco a poco en nosotros y no sabemos muy bien donde queremos ir, cualquier dificultad nos puede hacer tambalear y desorientar. Cómo Jesús, hace falta que pongamos nuestra confianza en el Padre y dejemos que la Palabra de Dios vaya penetrando en lo más íntimo de nuestra persona. De este modo, podremos ir avanzando en nuestro compromiso como creyentes con paso firme y seguro a pesar de nuestras flaquezas y debilidades.
Que este tiempo cuaresmal nos ayude a profundizar en la Palabra y a encontrar en ella nuestra fuerza.