viernes, 27 de noviembre de 2009

MANTENEOS EN VELA


Domingo empieza el Adviento y en muchas de nuestras iglesias podremos ver, en un lugar destacado, la CORONA DE ADVIENTO: cuatro cirios de los cuales cada semana se encenderá uno para indicar las cuatro semanas de Adviento. La luz se va haciendo cada vez más intensa hasta llegar a la verdadera Luz de la Navidad, que es Cristo.

En el evangelio de este primer domingo, Jesús exhorta a sus discípulos y a cada uno de nosotros a “levantarse”, a “alzar la cabeza”. No es una invitación a tener miedo, al contrario. Es una recomendación a estar preparados, a velar con expectación, como quien espera un acontecimiento que lo ilusiona mucho o como quien espera a la persona amada. Jesús nos invita a esperarlo a Él mismo; llama a nuestra puerta de muchas maneras y con diversos medios, hasta que un día nos llamará definitivamente para estar siempre con Él. Con esta actitud, Jesús nos pide que estemos siempre preparados para cuando venga a nuestro encuentro, para cuando quiera comunicarse con nosotros. Cada día vamos al encuentro del Señor y cada día lo podemos dar a conocer a alguien y esto es realmente “alzar la cabeza”.
Deseamos a todos y a cada uno de vosotros que este Adviento sea vivido con el gozo y la alegría de la espera. ¡Empecemos con ilusión el recorrido a través de estas cuatro semanas!

martes, 24 de noviembre de 2009

LLEGA EL ADVIENTO


El domingo que viene empieza el tiempo de Adviento, cuatro semanas que nos ayudarán a prepararnos para la ya cercana Navidad.
El Adviento nos invita a despertar y a alimentar nuestro sentido de la esperanza cristiana con la ayuda de los textos bíblicos que cada día, y especialmente en cada uno de estos cuatro domingos, leeremos en la liturgia y en la celebración de la Eucaristía.
El Señor viene y nosotros vamos hacia Él, hasta que nos encontraremos con Él definitivamente. Navidad será un preludio de este encuentro con Dios.
María, la Madre de Jesús, es el modelo de esta espera gozosa y confiada.
Os invitamos, a lo largo de estas cuatro semanas, a hacer el recorrido por los textos del evangelio del domingo, que nos irán conduciendo hasta la Navidad, y a penetrar un poco más en su sentido.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

DÓNDE ESTAMOS

Muchos de vosotros nos decís que no encontráis nuestro monasterio. Por ello os adjuntamos este plano para indicaros dónde estamos. Lo podéis ampliar clicando encima de la imagen. El monasterio, como podéis ver, se halla situado cerca del Santuario de la Virgen de Misericordia. Dejad el Santuario atrás y girad hacia la izquierda siguiendo la dirección de las flechas o bien girando en el segundo cruce a la izquierda.
Esperamos que esto os ayude a situaros.

jueves, 12 de noviembre de 2009

SEGUIMOS HABLANDO DE FRATERNIDAD




Hay una expresión en los escritos de Clara que es reveladora de la realidad de la fraternidad: “las hermanas que Dios me había dado”. Las hermanas, los hermanos, son un don de Dios para llevar a término el proyecto de vida al cual hemos sido llamados. El primer hermano por excelencia es Jesucristo y, después, las demás hermanas.
La fraternidad es un don pero también una tarea para realizar y construir día tras día; la fraternidad es un aprendizaje. Tenemos que aprender a ser hermanos y hermanas.
Todas las hermanas están implicadas en el buen funcionamiento de la comunidad y todas tienen la responsabilidad de ayudar a que el monasterio funcione bien. La fraternidad de Clara se tiene que concretar en una serie de actos y de actitudes determinadas para que se pueda encarnar y hacer realidad en la vida cotidiana. Una comunidad de hermanas ha de garantizar la igualdad, junto con un amor y aprecio verdaderos, y ofrecer una posibilidad de relaciones ricas y humanas entre sus miembros.
El hecho de que las hermanas estén unidas por un mismo proyecto de vida no borra las diferencias individuales, y se tiene que tener en cuenta que habrá conflictos y faltas inevitables. Todo esto ha de contribuir a la construcción de la fraternidad, no ha de frenar su progreso y evolución. La fraternidad es un don pero también es una misión. No se trata sólo de vivir juntas bajo un mismo techo, sino de ponerlo todo en común, compartir toda la vida. Y no es necesario buscar la uniformidad sino la comunión en la diversidad.
La fraternidad se alimenta sobre todo de la Palabra y de la oración. Toda fraternidad ha de ser una comunidad orante. Sin la apertura diaria a Dios y a su Palabra no es posible la vivencia de este ideal. También es en un clima de auténtica fraternidad donde se podrá vivir radicalmente el evangelio, la pobreza, todo este estilo de vida por el cual tanto lucharon Francisco y Clara, porque todos los hermanos y hermanas caminan unidos hacia un mismo ideal.

lunes, 2 de noviembre de 2009

UN PARÉNTESIS


Un paréntesis en nuestra vida es lo que hemos vivido esta pasada semana todas las hermanas de la comunidad. Desde el domingo por la tarde hasta el sábado al mediodía hemos tenido una semana de ejercicios espirituales. ¿Qué significa esto? Es sencillamente una semana con más tiempo de oración, de reflexión, de silencio... para fortalecer nuestra relación con Dios y con los hermanos; una semana para encontrarnos con nosotras mismas y con Dios.
Pablo Redondo, franciscano, nos ha acompañado a lo largo de estos días con sus charlas por la mañana y por la tarde. Nos ha ido guiando maravillosamente por el evangelio de san Juan de forma que, a medida que iban pasando los días, hemos podido sumergirnos en cada uno de los capítulos de este evangelio, comprenderlo mucho más y hacerlo nuestro a partir de los ratos de silencio y de reflexión. Ha sido un “viaje” fascinante por las páginas del evangelio que, con toda certeza, nos ha ayudado a todas a profundizar en la persona de Jesús y a ver reflejada en él nuestra propia vida. Una semana que nos ha dado alas para seguir con más ilusión nuestra vida. Después de este paréntesis, continuamos con nuestro quehacer diario pero queremos compartir con todos y todas la que nos leeréis nuestro gozo por un tiempo que hemos disfrutado a fondo.