martes, 21 de julio de 2015

TOMAD Y COMED...



El siguiente paso en la celebración de la Eucaristía es la Consagración. Las palabras de la Consagración expresan la voluntad de Jesús de que todos deseemos tomar y comer su propia Persona porque quiere ser el centro de nuestra vida y la fuente de nuestra felicidad. Jesús es la plenitud de la vida y nos invita a participar de su misma vida. Por eso nos insiste a alimentarnos de Él mismo con su Persona Eucarística: “Tomad y comed todos”.
Es deseo de Dios que entremos dentro de los sentimientos de Jesús siempre, pero de una manera especial en aquel momento de la Cena en que quiso quedarse con nosotros antes de su Muerte y Resurrección; momento que sacramentalmente actualizamos tantas veces como el sacerdote consagra el pan y el vino: “Haced esto en memoria mía”.
Podemos imaginarnos a Jesús en la última cena siendo consciente de lo que aquello significaba para sus discípulos, para Maria, su madre, y para todo el mundo.
Intentemos, en la celebración de la Eucaristía, contemplar a Jesús en aquel momento eterno, y penetrar en lo más íntimo de su ser.