viernes, 24 de abril de 2015

EL PASTOR QUE NOS CONOCE



Llegamos al cuarto domingo de Pascua, el día en que la Iglesia pone ante nuestro la imagen de Jesús como pastor. La imagen del pastor quizás nos parece lejana en la época actual, pero tenemos que fijar nuestra atención en las actitudes que ha de tener un pastor en relación con el rebaño que se le confía. El pastor cuida a sus ovejas, está pendiente de ellas, las conoce, sabe cómo es cada una, las alimenta, las conduce... Lo mismo hace Jesús con nosotros: nos valora, nos ama, nos acompaña, nos orienta y nos conoce a cada uno de forma personal y única.
Por parte nuestra, sólo hace falta que respondamos a Jesús dejándonos amar y valorar por Él, intentando escucharle para que lo reconozcamos como guía y Señor de nuestra vida.
Sigamos avanzando en este tiempo de Pascua con la certeza de que Jesús siempre está a nuestro lado y, a pesar de nuestras debilidades y dificultades, nos conduce por los mejores caminos, como el pastor hace con sus ovejas.

viernes, 17 de abril de 2015

LA PAZ DE JESÚS

Llegamos al tercer domingo de Pascua. Como los dos domingos anteriores, el evangelio nos presenta a Jesús con los discípulos manifestándose a ellos Vivo y Resucitado. A los discípulos no les fue fácil reconocer a Jesús, y varias veces, como nos pasa a nosotros, se vieron rodeados por las dudas, por el miedo y por la incertidumbre. Pero Jesús los ofrece constantemente su Paz: “Paz a vosotros”, que es como decir: os ofrezco mi consuelo, mi fuerza, mi alegría, mi amistad, mi amor... y, en definitiva, mi presencia.
Jesús nos hace el don de Él mismo, como el Amigo que nos acompaña en nuestra ruta y que siempre se encuentra a nuestro lado para apoyarnos, fortalecernos, animarnos... a pesar de que nos sentimos débiles y limitados.
Que, como los discípulos, también nosotros sepamos acoger la Paz de Jesús, sepamos acogerlo a Él mismo en lo más íntimo de nuestra persona y podamos con nuestra vida comunicarlo a los demás.
Con esta apertura, ¡sigamos viviendo la alegría de la Pascua!

sábado, 11 de abril de 2015

NO ESTABA CON ELLOS



Así como el tiempo de Cuaresma duró cuarenta días, el tiempo de Pascua se alarga cincuenta días, como una invitación de la Iglesia a profundizar un poco más en la contemplación de Jesús Resucitado. Como siempre, os invitamos a recorrer con nosotras estas semanas, siguiendo el evangelio de cada domingo.

En este segundo domingo de Pascua, el evangelio nos presenta a los discípulos reunidos, encerrados porque tienen miedo, acaban de presenciar hace apenas dos días la terrible muerte de su Maestro y Amigo, Jesús. Pero es él mismo quién viene a su encuentro, traspasando todas las barreras, se les manifiesta Vivo y les hace el don de su Paz y de su Espíritu, de su Vida para siempre. Pero Tomás “no estaba con ellos” nos dice el texto. Se encontraba fuera de la comunidad y le cuesta creer y aceptar que Jesús esté vivo, a pesar del testimonio de sus compañeros.
Estar fuera del grupo, de la comunidad, nos dificulta recorrer nuestro camino de seguimiento de Jesús. No podemos vivir solos nuestra fe ni nuestra condición de creyentes, necesitamos el apoyo, la ayuda y la orientación de los demás para crecer y avanzar en nuestro camino. En caso contrario, nos encontraremos abrumados por las dudas, por la incertidumbre, por la soledad...
Tomás, como nosotros, ha de hacer todo un proceso para, finalmente, reconocer a Jesús como “Señor mío y Dios mío”. Los compañeros, la comunidad, le han ayudado y él se ha dejado conducir y orientar.
Intentemos también nosotros vivir con los hermanos y hermanas nuestro seguimiento de Jesús compartiendo y celebrando juntos nuestra fe.

sábado, 4 de abril de 2015

NO ESTÁ AQUÍ



El camino cuaresmal nos ha conducido a la celebración de la gran solemnidad pascual. Las actitudes de conversión y de renovación que hemos hecho nuestras a lo largo de los días de la Cuaresma nos han de ayudar a vivir esta Pascua, con ganas de reafirmar nuestro compromiso con Jesucristo, sea cual sea el lugar y la situación donde nos encontremos.
Centremos nuestra mirada en estas breves palabras del evangelio, dirigidas a las mujeres que buscan a Jesús en el sepulcro: “No  está aquí”. Las mujeres buscan a Jesús entre los muertos, lo han visto colgado en la cruz, han visto como ha sido colocado dentro del sepulcro y allí lo van a buscar. Pero Jesús ya ha vencido para siempre la muerte y, con ella, nuestros miedos, nuestras oscuridades y tinieblas, nuestras dudas y nuestros interrogantes... Jesús vive para siempre jamás y, por eso, como las mujeres, no lo hemos de buscar allí donde no hay vida. No lo encontraremos en el desaliento,  la desesperanza, ni en la desconfianza... lo encontraremos en nuestra entrega diaria, en la mano que nos tienden los demás, en el amor, en la comprensión, en su Palabra y en los Sacramentos, y en lo más íntimo de nosotros mismos.
Que esta Pascua que apenas hemos comenzado sea un camino sincero de búsqueda de Jesús en nuestra vida.

¡Gozosa Pascua a todas aquellas personas que os acercáis a estas páginas!