viernes, 27 de febrero de 2015

INVITADOS A ESCUCHAR A JESÚS



Como siempre, el evangelio del segundo domingo de Cuaresma, nos presenta la Transfiguración de Jesús. Intentemos penetrar un poco en este texto.
Jesús se lleva los discípulos, desanimados y desconcertados por el reciente anuncio de la Pasión de su Maestro y Amigo, hacia una montaña alta. Allá, lejos del ruido y del bullicio, les ayuda a descubrir un poco más quién es Él, se les da a conocer más profundamente, a hacer experiencia. Finalmente, la voz del Padre los invita a hacer suya una actitud: “Escuchadlo”.
La experiencia de los discípulos a la montaña también tiene que ser nuestra propia experiencia. También, como Pedro, Santiago y Juan, somos invitados, dentro de las actividades y preocupaciones de cada día, a buscar un lugar y un espacio de silencio, de reflexión y de oración donde podamos ir captando, poco a poco, la persona de Jesús y todo lo que nos ofrece: su amistad, su amor, su apoyo, su ayuda... su misma vida. También somos invitados a escucharlo, por medio de su Palabra, y a través de todas las personas que se acercan a nosotros.
Intentemos vivirlo a lo largo de esta Cuaresma para poder llegar con gozo a la próxima Pascua.

jueves, 19 de febrero de 2015

CUARESMA: CONVERSIÓN Y COMPROMISO



Un año más nos encontramos en el tiempo de Cuaresma, recibámoslo como un don y como una nueva oportunidad para reafirmar nuestro compromiso como creyentes, y para dirigir, más intensamente, nuestra vida hacia Dios y hacia los demás.

La Cuaresma es un camino hacia la vida, hacia la próxima Pascua, en la cual celebraremos el triunfo de Jesucristo sobre la muerte. Por eso es importante que, a lo largo de estos cuarenta días, tengamos la mirada fija en lo que celebraremos al final de este recorrido: Jesucristo Resucitado vive por siempre entre nosotros y nos ofrece constantemente su amistad y su amor.

El primer domingo de Cuaresma, el evangelio nos invita a contemplar a Jesús en el desierto, tentado por todo aquello que lo quiere apartar de su misión y de su adhesión incondicional al Padre. A pesar de que, en muchos momentos de su vida, Jesús tuvo que vivir el desierto de la incomprensión, de la soledad, del abandono... siempre puso su confianza en las manos del Padre y no se dejó llevar por el desaliento ni por el desánimo.

Él mismo nos invita a convertirnos, es decir, a dirigir toda nuestra persona hacia Dios, a deshacernos de todo aquello que nos aparta de Él y que también nos aleja de los hermanos.
Que este tiempo de Cuaresma nos ayude a ir dejando atrás todo lo que nos frena en nuestro caminar, para poder llegar a celebrar la Pascua con una verdadera actitud de compromiso.

miércoles, 11 de febrero de 2015

LA FUENTE DE LA BONDAD



La preparación de las ofrendas nos dispone a seguir avanzando en la celebración de la Eucaristía. El sacerdote invita a todos los participantes a la oración y, como antes de proclamar las lecturas, con la expresión El Señor esté con vosotros, invita a experimentar en el interior de cada uno la presencia y la acción de Dios, presente en la asamblea reunida.
Este diálogo entre los fieles y el sacerdote, culminará en el canto del Santo, santo, santo. Cantándolo, o recitándolo solemnemente, nos dirigimos al Señor reconociendo que Él es el verdaderamente santo, es decir, el manantial inagotable de toda bondad, de toda belleza, de toda autenticidad, de toda vida... Santo significa diferente, distinto, limpio, transparente. Y, realmente, el Señor es Aquel que es diferente de todo, siempre nuevo, siempre renovando su amor y su bondad; es Aquel que siempre es transparente, limpio, nítido, sin engaño, sin disfraces... que constantemente nos está ofreciendo su misma vida.
Reconociendo que Dios es la fuente misma de la santidad y de la bondad, nos preparamos para seguirnos adentrando en la celebración de la Eucaristía.