viernes, 22 de agosto de 2014

LA MESA DE LA PALABRA



Después de habernos dispuesto a celebrar la Eucaristía con la certeza de que Dios nos ofrece siempre su perdón, nos adentramos en la primera parte de esta gran celebración: la proclamación de la Palabra de Dios.
En esta primera parte de la Eucaristía somos invitados a escuchar la Palabra que Dios dirige a cada uno de nosotros, ahora y aquí. Una Palabra que proclamaremos de forma solemne y a la cual tenemos que responder, no sólo con nuestros labios sino, y especialmente, con nuestra vida.
Así, penetrando un poco más en la celebración, veremos cómo se proclaman diferentes fragmentos de la Sagrada Escritura: una primera lectura seguida de un salmo como respuesta a lo que acabamos de escuchar, y un fragmento del evangelio donde contemplaremos a la persona de Jesús. Los domingos, serán tres las lecturas que seremos invitados a escuchar y a saborear. 
Acercarnos a la mesa de la Palabra no es escuchar lo que se lee con una actitud pasiva, sino un tomar conciencia de que es el mismo Dios quién se dirige a nosotros, por medio de la lectura proclamada por el lector, con la cual está interrogando nuestra persona y nuestra misma vida. Por ello es tan importante prestar atención y poner todos nuestros sentidos a captar -en esta primera parte de la celebración eucarística- lo que el Señor nos está comunicando.
Intentemos tenerlo presente cada vez que participamos en ella.