sábado, 31 de mayo de 2014

NUESTRA MIISIÓN



Nos vamos acercando al final del tiempo pascual. Este domingo celebramos la Ascensión del Señor. El evangelio nos dice que los discípulos se dirigieron al monte que Jesús les había indicado. Cuando Jesús quiere que los discípulos experimenten más íntimamente su presencia, los conduce siempre hacia un monte; el monte indica altura, elevación, soledad, aislamiento... simboliza levantar la mirada hacia Dios y estar atentos a lo que Él nos quiera comunicar. En el monte Jesús da una misión a los discípulos y a cada uno de nosotros: anunciar el evangelio a todo el mundo, proclamar con nuestra vida que somos seguidores de Jesús. La tarea no es fácil, y mucho menos en el ambiente que hoy nos rodea, pero Jesús nos asegura que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Su presencia, su ayuda, su fuerza, permanecerán siempre a nuestro lado para que podamos llevar a cabo la misión que nos ha sido confiada, con firmeza y con valentía.
En los últimos días del tiempo pascual, intentemos valorar y hacer nuestra esta gran misión que Jesús nos encarga.

viernes, 23 de mayo de 2014

SIEMPRE ESTARÁ CON NOSOTROS



Poco a poco, vamos llegando a la última etapa del tiempo pascual.
Con el fin de entender un poco más el evangelio de este sexto domingo de Pascua, lo tenemos que situar en su contexto; Jesús se despide de los discípulos en la último Cena, antes de su Pasión, Muerte y Resurrección. Jesús les dice que se va pero les promete otro Defensor, que sabemos que es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo hará con los discípulos lo que Jesús ha hecho hasta aquel momento: guiarlos, iluminarlos, ayudarlos, consolarlos, estimularlos, animarlos... Jesús se va pero les asegura que volverá: volverá a estar con ellos, aunque de una forma nueva y diferente; lo captarán vivo y presente desde la fe.
“Aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, vosotros en mí y yo en vosotros”. Por la fe sabemos que Jesús resucitado está con el Padre, y también en nosotros. Para que esta fe sea cada vez más madura y llena de convicción debemos “guardar sus mandamientos”: acoger el evangelio, reflexionarlo, vivirlo. Y no como una tarea pesada o impuesta, sino como una respuesta resuelta y dichosa a la invitación que nos hace el mismo Jesús: “Si me amáis…”
Con estos sentimientos, terminemos de recorrer estas últimas semanas del tiempo pascual.

sábado, 17 de mayo de 2014

CAMINANDO CON JESÚS



En esta semana, la V de Pascua, encontramos en el evangelio una frase central que seguramente hemos escuchado muchas veces. Jesús dice a sus discípulas y a nosotros: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Es importante que nos detengamos a reflexionar en su sentido.

Jesús es camino: Él nos indica siempre por dónde hemos de ir, cuál es la ruta que tenemos que seguir si queremos ser felices de verdad. El camino es amar como Jesús lo hizo, aceptar a los demás tal como son, tener un espíritu de servicio y de disponibilidad, siempre atentos a hacer aquello que Dios quiere de nosotros.

Jesús es verdad: cuántas palabras y cuántas voces oímos cada día por todos lados que no contienen en ellas la verdad, lo único que consiguen es desviarnos y despistarnos de nuestro camino. Jesús nunca engaña, su Palabra es verdad y nos orienta en nuestra vida de cada día.
Jesús es vida: muchas veces buscamos la vida allá dónde no está. Pensamos que las cosas nos llenarán y satisfarán nuestros deseos. Acercándonos a Jesús, escuchándolo en el evangelio, uniéndonos a Él en el sacramento de la Eucaristía, encontraremos la vida verdadera, la vida auténtica que llenará de verdad nuestros anhelos de felicidad.

Que este tiempo pascual que vamos recorriendo semana tras semana, nos ayude a descubrir a Jesús como el camino que tenemos que seguir, como la verdad auténtica y como la vida que llena nuestra sed de plenitud y de infinito.

viernes, 9 de mayo de 2014

UN PASTOR QUE DA VIDA



Nos encontramos en el IV domingo de Pascua, un domingo en que el evangelio siempre nos presenta la imagen de Jesús como Pastor. Jesús se aplica a si mismo estas imágenes para manifestarnos cuál es su voluntad y deseo: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”.
Jesús nos ofrece su Vida: quiere que participemos de su amor preferencial al Padre, a los hermanos, a la Palabra; quiere que vivamos en su paz, en su gozo, servicio, plenitud... Jesús es quien nos ofrece todo esto. Para acceder ya sabemos el camino: acoger a Jesús en la Palabra escuchada y reflexionada en la oración; acogerlo y amarlo en la celebración viva de los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía; acogerlo y amarlo en el servicio a los hermanos.
“Llama a sus ovejas por sus nombres”. Este versículo nos debería dar siempre una gran confianza y alegría. Jesucristo nos conoce personalmente a cada uno de nosotros, nos conoce tal y como somos y nos ama, con nuestras debilidades y errores y con nuestro deseo de crecer y de mejorar. Y él, buen Pastor, no se cansa de llamarnos a la Vida.
Sea cual sea nuestro lugar, intentemos escuchar y seguir los pasos de nuestro Pastor, que nos precede y os ama entrañablemente. Sigamos penetrando en el tiempo pascual con la certeza de que Jesús nos acompaña siempre.

viernes, 2 de mayo de 2014

A NUESTRO LADO



Vamos penetrando en el tiempo pascual y, en este tercer domingo, la Iglesia nos invita a escuchar y a reflexionar este admirable texto del evangelista san Lucas.  

Jesús se hace compañero de camino de los dos discípulos que se dirigen hacia Emaús tristes, desesperanzados y desanimados por la muerte de Jesús. Jesús mismo “se puso a caminar con ellos”. Los acompaña en su itinerario y los invita a hablar, a compartir con Él su tristeza, sus dudas, su desesperanza…
Los dos discípulos están ofuscados y desorientados y Jesús empieza a explicarles las Escrituras para iluminar su oscuridad. Los dos se abren plenamente a la Palabra explicada por Él y, poco a poco, las tinieblas y las dudas de su corazón se van disipando e iluminando.

Cuando parte el pan, los discípulos lo reconocen. No pueden esperar más y se van en aquel mismo momento a comunicar a los demás discípulos que se han encontrado con el Señor Resucitado. Para ellos, su encuentro con Jesús por medio de la Palabra y de la Eucaristía ha sido fuente de gozo y de alegría, y ha devuelto la paz a sus corazones. No pueden hacer otra cosa que anunciarlo a los hermanos y ser testigos convencidos y entusiastas. Muchas veces avanzamos a ciegas en nuestro camino; el desánimo y la confusión se ponen a nuestro lado pero, ante ello, tenemos que pensar que ha sido Jesús quien se ha puesto a nuestro lado mucho antes y se ha hecho nuestro compañero de camino. Como los dos discípulos, hemos de hacer el esfuerzo de abrir los ojos y el corazón a su Palabra y, con toda seguridad, lo podremos reconocer en los Sacramentos y en los hermanos.
Con esta actitud de apertura y de disponibilidad, vayamos recorriendo el camino pascual.