viernes, 25 de abril de 2014

CON LAS PUERTAS ABIERTAS



En este segundo domingo de Pascua la Iglesia nos presenta un magnífico texto del evangelista san Juan.
El texto empieza diciéndonos: “estando los discípulos con las puertas cerradas por miedo a los judíos”. También nosotros, si no estamos atentos, podemos cerrarnos en nosotros mismos por miedo o por otros motivos (un problema, una situación dolorosa, unos criterios...). Hace falta velar para que las puertas de nuestro interior estén siempre abiertas a Jesús. “Jesús les dijo: La paz esté con vosotros”. La paz que Jesús resucitado ofrece a los apóstoles y a cada uno de nosotros es mucho más de lo que podamos pensar. Recordemos que Él dijo que su paz no era como la del mundo. Con su paz Jesús nos ofrece su amistad, su ayuda, su alegría, su fuerza, su proximidad. ¡Abrámonos a su Paz!
“Los discípulos se alegraron al ver al Señor”. Tras el desastre y el doloroso fracaso del calvario, cuando parecía que nada tenía sentido, Jesús resucitado se hace presente en medio de los suyos y estos estallan de gozo y de alegría. Cuando Jesús se deja notar en nuestro interior, su presencia es siempre fuente de paz y de alegría.
Vivamos toda esta cincuentena pascual abriendo nuestras puertas a Jesús y a su Paz.

sábado, 19 de abril de 2014

EL GOZO DE LA PASCUA



Después de recorrer el camino cuaresmal, hemos llegado al inmenso gozo de la Pascua.

Ahora, a lo largo de cincuenta días, la liturgia nos invita a vivir con alegría y con ilusión esta gran realidad, que es el centro de nuestra vida cristiana: “Verdaderamente ha resucitado el Señor”.

El evangelio de estos días nos anuncia el gran acontecimiento que conmovió los discípulos y seguidores de Jesús: el Señor, que habían visto crucificado, muerto y sepultado, había resucitado, había triunfado de la muerte para vivir para siempre entre nosotros.

Esta es la gran noticia que los apóstoles se apresuraron a anunciar por todas partes, con alegría y con un entusiasmo decidido.
Como los discípulos, hace falta que irradiemos en nuestro mundo la Paz, el Gozo, la Vida que Jesús nos trae y, con nuestro testimonio, sepamos comunicar a los demás la Persona de Jesús. El ángel dice a las mujeres que Jesús “no está aquí”. Muchas veces buscamos a Jesús donde no está, pero sabemos que Él siempre se deja encontrar y quiere que lo busquemos con constancia y fidelidad.  
Desde estas líneas, os deseamos una dichosa Pascua, que nos acerque mucho más todavía a la persona de Jesucristo.

viernes, 11 de abril de 2014

UNA SEMANA CÉNTRICA



Con este domingo de Ramos entramos en la Semana Santa, la semana céntrica de la Iglesia y de todos nosotros. En esta semana contemplaremos la entrega libre y consciente de Jesús en el Cenáculo y en el Calvario, entrega y donación que culminan con la Resurrección.
Hoy, domingo de Ramos, conmemoramos la entrada de Jesús en Jerusalén sentado en un pollino, aclamado por las multitudes. Con esta acción simbólica, Jesús se manifiesta como Mesías, pero no un Mesías prepotente o político, sino humilde, sencillo y portador de Paz. Jesús es consciente de que este gesto lo llevará a la muerte, pero él cumple con firmeza la voluntad del Padre.
La gente proclamaba: “Bendito el que viene en nombre del Señor”. También nosotros cada vez que celebramos la Eucaristía lo aclamamos con las mismas palabras, en el canto del “Santo, santo...” Intentemos ser más conscientes de que Aquel que se hace presente con las palabras de la consagración, es el mismo Jesús que aclamaba la gente, y que ahora viene a nosotros ofreciéndonos su paz, su vida, su salvación...
Con estas actitudes, preparémonos para penetrar en la belleza de esta Semana Santa.

viernes, 4 de abril de 2014

JESÚS, NUESTRA VIDA



Poco a poco vamos llegando al final del camino cuaresmal. Este domingo las lecturas nos hablan de resurrección, especialmente lo vemos en el evangelio.
El evangelio de hoy nos muestra, por un lado, la parte humana de Jesús: llora por la muerte de Lázaro, se conmueve profundamente ante el sepulcro de su amigo, le impresiona el dolor y la aflicción de sus dos hermanas, que confían plenamente en Él, capaz de poder hacer aquello que humanamente es del todo imposible. Y, por otro lado, se nos manifiesta la divinidad de Jesús. En el signo de la resurrección de Lázaro, Jesús no busca hacer un gran prodigio, ni busca su propia gloria o ser admirado de todo el mundo. Sencillamente comunica a los demás el don que ha recibido del Padre de dar la vida. Jesús es fuente de vida para cada uno de nosotros.
Cuántas veces también nosotros nos sentimos “muertos” en nuestra vida o no encontramos sentido en las cosas, y no nos damos cuenta de que Jesús quiere hacernos salir de nuestra situación, volviéndonos a la vida como hizo con Lázaro. 
Abrámanos a Jesús, la vida verdadera, y sigamos recorriendo con Él los últimos días de la Cuaresma.