sábado, 27 de abril de 2013

¡AMAOS!



En este quinto domingo de Pascua, la invitación que Jesús nos hace en el evangelio es radical y comprometida: “Que como yo os he amado, así también os améis unos a otros”.
Nos encontramos en el contexto de la última cena; Jesús se despide de sus discípulas y les transmite, a lo largo de un discurso íntimo y entrañable, sus últimas recomendaciones, sus últimos deseos, que se dirigen también a cada uno de nosotros, como seguidores suyos. Los discípulos de Jesús nos podríamos distinguir por muchas cosas, pero Él quiere precisamente que nos distingamos por una actitud muy concreta que, más que actitud, es todo un estilo de vida: AMAR. “En esto reconocerán todos que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros”. No nos debemos distinguir por una forma de vestir, por una ideología, por unas normas o por un comportamiento determinado, nuestro distintivo ha de ser el amor y esto nos tiene que identificar como seguidores de Jesús. Un estilo de vida que, ciertamente, no es fácil y que pide mucha entrega, dedicación, paciencia, sencillez, alegría... pero, intentando vivir este “mandamiento nuevo” también nuestra vida será nueva.
Que este tiempo de Pascua que estamos viviendo nos ayude a hacer crecer mucho más nuestro amor.

viernes, 19 de abril de 2013

NUESTRO PASTOR



En el cuarto domingo de Pascua, el evangelio siempre nos propone contemplar la figura de Jesús como un pastor, el auténtico pastor que guía y conduce nuestras vidas. Hoy en día la imagen del pastor nos queda muy lejana pero todavía no es desconocida para nosotros. Todos sabemos qué representa que un pastor cuide a ovejas: las guía, las conduce, las alimenta, las protege, las valora, las aprecia, se preocupa por todas y cada una de ellas... Esto mismo es lo que Jesús hace con cada uno de nosotros.
Las ovejas, a su vez, saben quién es su pastor, le hacen caso, se fían de él, se sienten seguras y protegidas en sus manos. Por esto, el texto del evangelio, aun cuando es muy corto, nos expresa, con pocas palabras, que Jesús es realmente nuestro pastor y que nos invita a escuchar su voz y a seguirlo.
Si de verdad nos fiamos de Él, si confiamos, si intentamos escucharlo en su Palabra... lo seguiremos como las ovejas a su pastor y nos sentiremos siempre seguros en sus manos. Que este tiempo de Pascua sea una nueva oportunidad por fundamentar nuestra vida en el amor y la firmeza que sólo Jesús nos puede dar.

viernes, 12 de abril de 2013

UNA PESCA ABUNDANTE



En este tercer domingo de Pascua, el evangelio nos vuelve a presentar algunos de los discípulos reunidos y como Jesús Resucitado vuelve a hacerse presente en medio de ellos. Los discípulos se encuentran para realizar una tarea común: pescar, y aquella noche no pescan nada. Cuando hacen caso de lo que les dice Jesús su pesca será abundante. Hará falta la colaboración de todos para arrastrar la red a la orilla de tantos peces como había.
Con Jesús, y haciendo caso de su Palabra, todo lo que hagamos será eficaz y dará fruto. Sin Él fácilmente nos podemos equivocar y desanimar. El tiempo de Pascua nos invita y nos impulsa a fortalecer nuestra fe y nuestra esperanza en la persona de Jesucristo. Si escuchamos su Palabra reflexionándola en nuestro día a día, si nos fiamos de Él, si intentamos asimilar y hacer nuestras sus actitudes y sentimientos, si Jesús va ocupando un lugar importante en nuestra vida... nuestra “pesca” también será abundante, nuestra colaboración con los demás dará fruto y, como los discípulos, lo reconoceremos presente en nosotros y en todo lo que nos rodea: “Sabían bien que era el Señor”.
Que este tiempo pascual nos ayude de verdad a acercarnos mucho más a Jesucristo y a su Palabra.

viernes, 5 de abril de 2013

EN MEDIO DE LA COMUNIDAD



Como los otros años, os invitamos a recorrer con nosotras los cincuenta días del tiempo pascual a partir del evangelio de cada domingo. Adentrarnos en la Palabra de Dios nos ayudará a conocerlo un poco más, a escucharle, a tratarle y a anunciarle con nuestra vida. Empecemos, pues, este recorrido.
En este II domingos de Pascua, vemos a los discípulos asustados, aterrorizados y con “las puertas cerradas”, no sólo las puertas de casa sino sobre todo las de su corazón y de su mente. Pero es el mismo Jesús quien rompe las barreras y destruye todos los obstáculos y “se puso en medio”. Jesús se hace presente en medio de la comunidad de los discípulos acobardados y los ofrece su paz: “Paz a vosotros”, una Paz que significa muchas cosas: amor, amistad, ternura, perdón, seguridad, firmeza, alegría, gozo...
Pero Tomás no se encontraba en aquel momento con los demás y no puede disfrutar de la presencia viva de Jesús. No se lo cree, no ha compartido con ellos y duda. Al cabo de ocho días, estando todos juntos, Jesús se vuelve a manifestar. Tomás, que esta vez sí se encuentra con todos los discípulos, participa de su misma experiencia, reconoce a Jesús y por esto puede exclamar: “¡Señor mío y Dios mío!”
Es normal que nosotros, como Tomás, dudemos muchas veces y vacilemos en nuestra fe pero, con el apoyo, la ayuda y el soporte de nuestra comunidad de creyentes debemos seguir andando sin desanimarnos. Intentemos vivir y celebrar nuestra fe compartiendo con los demás y notaremos como Él se hace presente entre nosotros. ¡Vivámoslo en esta Pascua!