viernes, 22 de febrero de 2013

ESCUCHAR A JESÚS



El pasado domingo, el texto del evangelio nos situaba en el desierto, este domingo nos sitúa en una montaña. Como el desierto, también la montaña es lugar de encuentro con Dios. La montaña nos sugiere soledad, silencio, paz, esfuerzo, tranquilidad, serenidad…
Unos días antes de su Pasión y muerte, Jesús lleva a los discípulos a orar en la cima de una montaña y les deja entrever algo de su persona. Es la última etapa de camino antes de llegar al Calvario y Jesús quiere infundir ánimo y esperanza a quienes lo siguen hace tiempo de una forma incondicional. Los discípulos, en la cima de la montaña, reciben una invitación y un compromiso: “Este es mi hijo, el escogido, escuchadle·.
Nosotros podemos situarnos, en este domingo, en el lugar de estos tres discípulos; también somos invitados a escuchar a Jesús, a estar atentos a su Palabra, reflexionándola y haciéndola oración. De esta forma, como Pedro, Jaime y Juan, podremos acercarnos de una manera más íntima, personal y única a la persona de Jesús y darlo a conocer a los demás con nuestra vida.
Sigamos el camino cuaresmal con esta actitud de silencio y de escucha.

sábado, 16 de febrero de 2013

CAMINANDO POR EL DESIERTO



Un año más nos volvemos a encontrar en el tiempo de Cuaresma, don e invitación de Dios y de la Iglesia para vivir más intensamente estas semanas, que nos harán llegar a la alegría desbordante de la Pascua.
Como los otros años, os invitamos a recorrer con nosotras el camino cuaresmal por medio de los textos del evangelio de cada domingo. Su lectura y su reflexión nos pueden ayudar a acercarnos un poco más a la persona de Jesús.

En este primer domingo, contemplamos a Jesús en el desierto, antes de empezar su misión por los caminos de Galilea: “El Espíritu Santo lo llevó al desierto”. El desierto es símbolo de encuentro y de intimidad con Dios, por su soledad, por su silencio, por su aislamiento. Jesús se dirige al desierto y allá tiene que enfrentarse con todo aquello que quiere apartarlo de hacer lo que el Padre le pide (“fue tentado”). Gracias a su relación fuerte con el Padre, a la búsqueda constante de su voluntad, Jesús rechaza todo aquello que lo quiere desviar de su camino y, con la ayuda de la Palabra de Dios, sigue adelante en su misión.
A nosotros nos pasa, muy a menudo, lo mismo. Escuchamos muchas voces que nos quieren alejar de hacer lo que agrada a Dios, que nos apartan del servicio y de la entrega a los demás. Nos hace falta buscar momentos de “desierto” en nuestra vida de cada día con el fin de abrirnos a la Palabra de Dios y de continuar caminando con la convicción de que somos seguidores de Jesús y que debemos vivir consecuentes con lo que creemos.
Esta Cuaresma puede ser una oportunidad de “desierto” para cada uno de nosotros, una ocasión de poder detenernos para reflexionar, para orar y poder llegar con convicción a la celebración de la Pascua.